Senado de Brasil vota si habrá juicio político a Dilma

Los congresistas tendrán este miércoles el chance de tomar la palabra durante 15 minutos

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Dilma Rouseff

Este miércoles es un día especial para la vida política brasileña: el Senado decidirá si la presidenta Dilma Rousseff debe ser sometida a un juicio político, que podría terminar en su destitución y que la alejaría del poder durante 180 días. Si eso ocurre, el vicepresidente —y actual enemigo de Rousseff—, Michel Temer, asumirá el primer cargo. Los diputados ya votaron a favor del impeachment y ahora los senadores lo elegirán o lo rechazarán por mayoría simple; es decir, con al menos 41 votos de un total de 81. Pero todo el mundo, en los pasillos del Senado ya da por hecho que habrá juicio político. Incluso, los senadores del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).

Los congresistas tendrán este miércoles, desde las 9:00 horas, la chance de tomar la palabra durante 15 minutos; en la oposición hay quienes están dispuestos a renunciar a ese tiempo para acelerar el trámite. La oposición, comandada por el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), —el partido de Michel Temer, que integró la coalición de gobierno hasta marzo—, quiere llegar al menos a los 54 votos, que equivalen a la mayoría calificada de dos tercios. No es un capricho, sino el número que, una vez concluido el juicio, sería necesario para que Rousseff finalmente sea destituida.

“Los votos ya han sido declarados en la prensa, y hay más de los que son necesarios: de hecho, hay 46 senadores que se pronunciaron públicamente por el juicio político”, dijo este martes a EL UNIVERSAL el senador goiano Ronaldo Caiado, del conservador DEM (el partido de los Demócratas). “Y creo que llegaremos a un resultado cercano a los 56 votos a favor del impeachment”. Caiado describió a un país en profunda crisis: se refirió a “varias ciudades sitiadas, autopistas interrumpidas y propiedades invadidas”.

Hablaba, de ese modo, de las protestas que en 20 estados tuvieron lugar en contra del proceso, organizadas por la Central Única de Trabajadores (CUT), la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) y el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST). A la vez, en Brasilia, el llamado “muro del impeachment”, un vallado de un kilómetro de largo que se extiende entre la Catedral y el Congreso, fue levantado —también el martes— para separar a los manifestantes de uno y otro bando. “Si hubiera una encuesta, sin dudas el rechazo del PT se aproxima al cien por ciento ante tamaña violencia”, continuó Caiado. “Dilma pidió un movimiento para instigar cada vez más el enfrentamiento de la sociedad brasileña”.

No todos los senadores mantenían posiciones tan drásticas. Roberto Requião, abogado, tres veces gobernador del estado de Paraná y miembro del PMDB, dijo que votará en contra del juicio político. “No es verdad que Dilma haya cometido un delito de responsabilidad”, explicó. “Y la propuesta que hay para sustituir a Dilma radicaliza los errores que ella ha cometido hasta ahora”. Aunque Requião se considera un opositor de la política económica del gobierno del PT, dice que las medidas que Temer ya anunció son desfavorables para Brasil. “Temer es mi amigo personal”, sigue, “pero la propuesta de sus asesores es mucho peor que la de los de Dilma”.