NUEVO LAREDO.- En búsqueda de mejores oportunidades para ella, su hija y sus padres, Aurora Robles abandonó Tlaltepango Puebla y con tan sólo 21 años de edad decidió enfrentarse a las peligrosas aguas del Río Bravo y cruzar la frontera, un sueño que quedó a la mitad.
Esta joven madre de familia es originaria de una comunidad situada en el municipio de Tlaola, donde aún existe analfabetismo, idioma indígena y además de un alto índice de natalidad, razón que la obligó a tomar el primer autobús y viajar hasta Nuevo Laredo, para después intentar llegar a Estados Unidos.
“Yo quería darle algo mejor a mi hija y decidí venirme para acá. Esperaba encontrar algo mejor para ayudar a mis padres, y aunque ellos dijeron que yo no tenía necesidad de hacer esto yo creo que sí porque allá es bien difícil”, dijo.
Antes de partir esta joven mujer dejó encargada a su pequeña Lizbeth de 4 años de edad con sus abuelos, mismos que en repetidas ocasiones le pidieron que no abandonara Puebla.
“Necesitaba darles algo mejor a mis padres porque allá en todo se batalla, no hay trabajo para salir adelante. Salí de mi casa el martes 5 de diciembre y llegué el miércoles, pero al cruzar me agarraron”, comentó.
Según Aurora, su único pensamiento era llegar con bien al país vecino y trabajar, por lo que al entrar en las frías aguas del Río que le llegaban hasta el cuello, imaginaba estar a salvo para ayudar a su familia.
“No tenía miedo, no pensaba en cosas negativas, cruzamos caminando y el agua me llegaba hasta el cuello. Luego me agarraron y me tuvieron 10 días encerrada, el jueves llegué a Nuevo Laredo y pues ahora me regresaré de nuevo a mi casa”, manifestó.
Al cuestionarla sobre si lo volvería a intentar su respuesta fue: “no, voy de regreso y espero llegar a tiempo para la Navidad y sino reunirme con ellos para año nuevo. Esto se siente feo, pero tenemos que salir adelante”.
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