KIEV.- El tren bombardeado en el centro de Ucrania era un convoy militar, aseguró el jueves Rusia en relación al ataque con misiles del miércoles y en el cual Kiev asegura que murieron al menos 25 civiles.
Perpetrado el día de la fiesta nacional ucraniana, y coincidiendo con los seis meses de la ofensiva rusa contra Ucrania, el bombardeo contra la estación de Chaplino, en la región de Dnipropetrovsk (centro), fue duramente condenado por la Unión Europea (UE).
“Vamos a hacer todo lo posible para que los agresores paguen por todo lo que han hecho. Vamos a sacarlos de nuestra tierra”, declaró el miércoles por la noche el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, al denunciar ante el Consejo de Seguridad de la ONU este “disparo de misil ruso”.
El misil impactó “en uno de los vagones (…) Cuatro vagones de pasajeros están en llamas”, dijo.
El balance exacto del bombardeo seguía sin confirmarse el jueves. Oleg Nikolenko, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, informó en Twitter de “25 civiles muertos tras el disparo de un misil” en la estación y denunció el “terrorismo de Moscú”.
Los servicios del fiscal general de Ucrania dieron cuenta de “10 civiles muertos, entre ellos dos niños de 6 y 11 años, y otros 10 heridos, dos de ellos niños”, en la estación y en los alrededores, dando a entender que podía haber otras víctimas que no fueran civiles.
Rusia afirmó por su parte haber atacado “un tren militar” que se dirigía hacia “zonas de combate” del este de Ucrania, principal objetivo de Moscú.
Un misil Iskander “impactó directamente en un tren militar de la estación de Chaplino (…) eliminando a más de 200 militares de la reserva de las Fuerzas Armadas ucranianas”, declaró el ministerio ruso de Defensa. Ucrania lo niega.
Las operaciones de rescate para encontrar a supervivientes proseguían el jueves por la mañana, según el gobernador de la región, Valentin Reznichenko.
La UE condenó el ataque y advirtió que “los responsables tendrán que rendir cuentas”, en palabras del jefe de la diplomacia del bloque, Josep Borrell.
Según las autoridades ucranianas, los rusos intensificaron sus ataques contra varias regiones el miércoles.
“El número de bombardeos contra ciudades y pueblos aumentó. En las últimas 24 horas la policía registró 58, muchos más que los que teníamos normalmente”, declaró en Telegram Evhen Enin, viceministro ucraniano de Interior.
Según los medios locales, nueve regiones ucranianas fueron bombardeas el miércoles, y se activaron 189 sirenas antiáereas en todo el país, un récord desde el inicio de la guerra el 24 de febrero.
Los ataques se centraron en varios distritos de la región de Dnipropetrovsk, precisó el gobernador Reznichenko, que habló de un “una noche muy difícil” con bombardeos y víctimas “constantemente”.
Los bombardeos rusos también alcanzaron Jmelnitski, en el oeste del país, alejado del frente, la ciudad de Mikolaiv (sur), una de las más atacadas desde el inicio de la guerra, y las regiones de Kharkiv (nordeste) y Donetsk (este).
Desde la retirada de las fuerzas rusas en los alrededores de Kiev a finales de marzo, la mayoría de los combates se centran en el este, donde Moscú ha ido ganando terreno, y en el sur, donde las tropas ucranianas dicen lanzar varias contraofensivas.
Rusia sigue no obstante atacando otras regiones con misiles de largo alcance, aunque Kiev y las zonas próximas no suelen ser alcanzadas.
La red Coalición contra las Municiones en Racimo (CMC) denunció el jueves en su informe anual que Moscú utilizó de forma masiva bombas de racimo en Ucrania, lo que causó cientos de víctimas civiles y daño muchas viviendas, escuelas y hospitales.
El miércoles, cuando se cumplían seis meses del inicio de la invasión rusa, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, recordó que esta efeméride se trata de “un hito triste y trágico” y denunció las consecuencias de esta “guerra absurda” que van “mucho más allá de Ucrania”.
El responsable también reiteró “su profunda preocupación” por las actividades militares en torno a la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por las fuerzas rusas desde marzo.
La central, la mayor de Europa, ha sido blanco de varios ataques, de los que se acusan mutuamente rusos y ucranianos.
Rusia tiene que poner fin a su “chantaje nuclear y simplemente retirarse de la central”, insistió Zelensky ante el Consejo de Seguridad.
Por su parte, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, exhortó al presidente ruso, Vladimir Putin, a que ponga fin “al ataque armado contra Ucrania”, y pidió la desmilitarización de la central de Zaporiyia.
Ucrania reconoció el lunes la muerte de cerca de 9 mil soldados desde el inicio del conflicto, un balance que, según los observadores, podría ser en realidad muy superior. Del lado ruso, unos 80 mil militares habrían muerto o resultado heridos desde la invasión, estimó a principios de agosto un alto responsable del Pentágono estadounidense.
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