WASHINGTON.- El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, compareció ante la Fiscalía General de Nueva York que investiga sus negocios inmobiliarios.
Sin embargo, Trump se negó a responder y se acogió a la Quinta Enmienda.
Se trata de un recurso contemplado en la Constitución de Estados Unidos, ratificado en 1791, que protege a cualquier persona en el país de “ser obligada en cualquier caso penal a ser testigo contra sí misma”; en otras palabras, es una protección contra una autoinculparse en algún delito.
“Ninguna persona podrá ser obligada a responder por un delito castigado con la pena capital u otro delito infame si un jurado investigador no la acusa, excepto en los casos que se presenten en las fuerzas terrestres o navales, o en la milicia cuando esté en servicio en tiempo de guerra o peligro público; ni se someterá a ninguna persona, por el mismo delito, a dos situaciones de peligro para su vida o su integridad física; ni se le obligará en ningún caso penal a testificar contra sí misma, ni se le privará de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido proceso legal; ni se tomará propiedad privada para uso público sin una justa compensación”.
La Quinta Enmienda tiene límites. De entrada, sociedades, empresas o asociaciones no se pueden acoger a este privilegio.
Aplica, además, sólo para testimonios. Cuando se trata de pruebas como análisis de sangre, o huellas dactilares, no se puede recurrir a la Quinta Enmienda.
En 2016, Trump aseguraba que “sólo los mafiosos” se acogían a esta enmienda.
Pero esta vez alegó: “Una vez pregunté: ‘Si eres inocente, ¿por qué te acoges a la Quinta Enmienda?’ Ahora sé la respuesta a esa pregunta”, agregó Trump en el texto.
“Cuando tu familia, tu empresa y todas las personas que te rodean se han convertido en el objetivo de una infundada cacería de brujas por motivos políticos apoyada por abogados, fiscales y los medios de noticias falsas, no tienes otra opción”.
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