La Iglesia Católica condenó la violencia que se registra en Michoacán, de la cual fue víctima el párroco de Janamuato, municipio de Puruándiro, José Alfredo López Guillén, quien fue encontrado muerto la madrugada del domingo.
Este lunes se realizó una misa en la Parroquia de la Santísima Trinidad, que fue casa del sacerdote por más de año y medio.
En la ceremonia religiosa, donde estuvieron presentes las cenizas del cura, ciudadanos y religiosos dijeron que ya no se trata de una ola de violencia en Michoacán, sino de una marejada de personas dedicadas a hacer el mal.
Entre lágrimas y con claveles blancos, habitantes del lugar y la congregación del arzobispado de Morelia le dieron el último adiós al padre José Alfredo, previo al traslado de sus cenizas al lugar que lo vio nacer: el municipio de Panindícuaro.
Sus restos serán velados esta noche ante familiares y amigos, y mañana martes depositados en una iglesia de la región.
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