NUEVO LAREDO.- Este 27 de septiembre quedará en la memoria de todos los neolaredenses, una tormenta azotó con furia en la ciudad. Las inundaciones, el desastre y la frustración de perder las cosas materiales son el reflejo de la naturaleza.

Calles completas bajo el agua, vehículos varados, muebles inservibles, arroyos desbordados, el río crecido y tristeza fue lo que se vivió.

Una lluvia que se presentó desde el lunes por la noche y que arreció el martes dejó algunos sectores bajo el agua.