ESTADOS UNIDOS.- Las memorias póstumas de la estadounidense Virginia Giuffre, principal acusadora del príncipe Andrés en el caso del criminal sexual Jeffrey Epstein, que salieron a la venta el martes, aumentan la presión sobre el hermano del rey británico Carlos III.
El lanzamiento del libro “Nobody’s Girl” (La chica de nadie) de Giuffre, que se suicidó en abril pasado en Australia a los 41 años de edad, se produce después de que Andrés renunciara el viernes a sus títulos nobiliarios.
La renuncia de Andrés, de 65 años, que ya desde 2019 había sido apartado de los actos públicos de la familia real debido al escándalo, fue consecuencia de extractos del libro publicados la semana pasada por la prensa.
Giuffre, fallecida en abril pasado de un aparente suicidio, se erigió como voz principal de las víctimas del financiero estadounidense Epstein, que se quitó la vida en prisión en 2019 antes de llegar a ser juzgado.
Dedicado a sus “hermanas supervivientes y a cualquiera que haya sufrido abuso sexual”, el tomo, dividido en cinco partes con 36 capítulos y 367 páginas, hace un repaso cronológico a su vida que toma como punto de partida cuando tenía 15 años y sufrió el primer abuso en Miami a punta de pistola.
La mujer cuenta en el libro que fue utilizada como esclava sexual por Epstein y revela que mantuvo relaciones en tres ocasiones con el príncipe Andrés, predilecto de la reina Isabel II. La primera vez ocurrió, según Giuffre, en marzo de 2001, con 17 años, en el piso de Maxwell en Londres.
“Mientras charlábamos en la entrada de Maxwell, de repente pensé en algo: mi madre nunca me perdonaría si conocía a alguien tan famoso como el príncipe Andrés y no posaba para una foto. Pidiendo permiso, corrí a buscar una Kodak FunSaver de mi habitación, luego regresé y se la entregué a Epstein”, cuenta en el libro.
Esa foto, que Andrés negó haberse hecho en una entrevista con la BBC en 2019, es una de las 12 instantáneas que se incluyen en las memorias, junto a otras en las que se ve a Maxwell y Epstein juntos, a ella junto a su familia durante su infancia, o más recientes, antes de las sesiones del juicio tras la muerte en prisión del magnate.
“En contraste con su apariencia actual -robusto, canoso y con papada-, el príncipe Andrés entonces todavía estaba relativamente en forma, con el pelo castaño corto y ojos juveniles”, recuerda Giuffre, que cuenta cómo Maxwell le instó a hacer “por él lo mismo que por Jeffrey”.
Después de un segundo encuentro en Nueva York en abril de 2001, la tercera ocasión es en la que Giuffre asevera que participó en una orgía junto a Andrés, Epstein y otras ocho “chicas jóvenes”.
“No sé exactamente cuándo tuve sexo con el príncipe Andrés por tercera vez, pero sé la localización: Little Sait Jeff’s -la isla donde Epstein celebraba sus fiestas-. También sé que no éramos solo nosotros esta vez; era una orgía”, se lee en las memorias.
“Todas las otras chicas aparentaban tener menos de 18 años y realmente no hablaban inglés”, detalla Giuffre.
Una fuente del Palacio de Buckingham afirmó el martes a la AFP que las afirmaciones del libro eran motivo de “gran y seria preocupación” y que deben “examinarse de la manera adecuada”.
El libro se colocó rápidamente en el primer lugar de ventas en el sitio británico de Amazon.
Para Amy Wallace, redactora de las memorias de Virginia Giuffre, Andrés debe ponerse a disposición de la justicia estadounidense.
El príncipe, que siempre negó los hechos, evitó un juicio en Nueva York pagando millones de dólares a Giuffre, que había iniciado acciones legales contra él en 2021.
Amy Wallace contó la noche del lunes a la BBC que Andrés “había indicado que estaba dispuesto a ayudar a los investigadores estadounidenses”.
“Es algo que todavía podría hacer y decir, como lo ha repetido en varias ocasiones, que sigue negando cualquier implicación”, añadió Wallace.
En sus memorias, Giuffre asegura que conoció al príncipe en 2001 en Londres, en la casa de Ghislaine Maxwell, cómplice de Epstein.
Maxwell fue condenada en Estados Unidos en 2022 a 20 años de prisión por reclutar a chicas menores de edad para Epstein.
En el libro, Giuffre cuenta que Maxwell la elogió a la mañana siguiente: “Lo hiciste bien. El príncipe se divirtió”, habrían sido sus palabras.
Giuffre añade que Epstein le dio 15 mil dólares por “los servicios prestados” al príncipe.
La mujer relata otro incidente en una propiedad de Epstein con “un exministro”, sin especificar su nacionalidad.
“Quería violencia. Me ahogó hasta que perdí el conocimiento”, escribe.
Aunque el nombre de Donald Trump aparece poco en el libro, su publicación puede reavivar las especulaciones sobre sus relaciones con el financiero.
Giuffre relata que su padre le presentó a Trump, y que el ahora presidente estadounidense le preguntó: “¿Alguna vez cuidas niños?”
“Pronto estaba ganando dinero unas pocas noches a la semana, cuidando a los hijos de la élite”, afirma Giuffre.
En su libro, Giuffre afirma que el príncipe habría hecho todo lo posible para desacreditarla y dañar su imagen.
La policía de Londres anunció que está investigando una información de la prensa según la cual Andrés habría encargado a un oficial buscar información para desacreditar a Giuffre.
La presión sobre Andrés no se limita al caso Epstein, ya que el diario The Times reveló que el príncipe, que vive en una mansión de 30 habitaciones en la residencia real de Windsor, no habría pagado alquiler desde 2003.
The Times se pregunta sobre los ingresos del príncipe, que fue privado por Carlos III de una asignación anual de más de 1.3 millones de dólares, cuando su seguridad -que el rey ya no paga- alcanza unos cuatro millones de dólares al año.
La prensa británica informó los últimos meses de que Carlos III intentó en vano convencer a su hermano para que renunciara a esta propiedad por otra más modesta en Windsor.
En el libro, al que la cadena BBC News dijo que tuvo acceso, Giuffre detalla los abusos sádicos a los que la sometió Epstein. Señala que éste la sometió a prácticas sexuales sadomasoquistas que le causaron “tanto dolor que rezaba para perder el conocimiento”.
“Me utilizaban y humillaban habitualmente y, en algunas ocasiones, me estrangulaban, me golpeaban y me dejaban ensangrentada”, afirma, antes de concluir: “Creía que moriría como esclava sexual”.
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