KATMANDÚ.- Al menos 30 personas murieron y más de un millar resultaron heridas durante las protestas lideradas por la autodenominada “Generación Z” en Nepal, confirmó el ministerio nepalí de Salud, según recoge el diario local “The Kathmandu Post”.
El balance oficial recoge que 1 mil 033 personas sufrieron lesiones durante las protestas del lunes y el martes, de las cuales 713 ya fueron dadas de alta, otras 253 permanecen hospitalizadas y 55 fueron trasladadas a otros centros.
El Hospital de Servicio Civil está tratando al mayor número de pacientes, con 436 bajo atención, seguido por el Centro Nacional de Trauma, con 161, y el Hospital Everest, con 109, indicó el ministerio de Salud nepalí.
En total, 28 hospitales en todo el país están tratando a los afectados. Las autoridades sanitarias han pedido a los centros médicos permanecer en alerta “máxima” ante el elevado número de pacientes.
Miembros del movimiento juvenil que provocó la renuncia del Gobierno de Nepal ha lanzado este miércoles una consulta abierta en redes sociales para que la ciudadanía elija a los representantes que se sentarán a negociar con el Ejército una salida a la crisis, en un inédito ejercicio de democracia digital surgido del caos.
Tras recibir una propuesta de diálogo por parte de las fuerzas armadas, que ahora controlan el país, los colectivos organizadores han optado por un proceso participativo para designar a sus líderes.
“Esta protesta fue impulsada por la juventud, y ahora queremos representantes en la mesa”, señaló en un comunicado Hami Nepal, uno de los grupos más influyentes, pidiendo a sus seguidores que recomienden candidatos.
“El Gobierno y el Ejército nos han pedido colectivamente abrir negociaciones. Esta protesta fue impulsada por la juventud, y ahora queremos representantes en la mesa”, señaló en un comunicado.
“Queremos alguien capaz, responsable y con visión de futuro”, añadieron, subrayando que se trata de un movimiento colectivo y que la decisión sobre quién debe representarles también debe tomarse de forma colectiva.
La iniciativa se produce después de que el Ejército asumiera el control de la seguridad del país, extendiera el toque de queda a nivel nacional y se mostrara dispuesto a facilitar conversaciones para buscar una salida política a la crisis.
Las movilizaciones, que comenzaron el lunes en Katmandú, han dejado ya más de una veintena de muertos y cientos de heridos tras los enfrentamientos con fuerzas de seguridad, y han derivado en saqueos y ataques a figuras políticas del país.
Los grupos rechazaron cualquier relación con la liberación del líder de la oposición Rabi Lamichhane, y remarcaron el carácter apartidista de la protesta. En redes circularon plantillas con el lema “No apoyamos a Rabi Lamichhane, al RSP, a monárquicos, populistas ni oportunistas”, compartidas miles de veces.
Entre los nombres que circulan con más fuerza, destaca Balendra Shah, conocido como “Balen”‘, el alcalde de Katmandú, destacado entre los jóvenes por ser rapero y voz emblemática contra la corrupción, con más de 823 mil seguidores.
Este levantamiento juvenil, que carece de un liderazgo unificado o una estructura jerárquica clara, fue convocado y coordinado de forma orgánica a través de redes sociales por diversos colectivos que llamaron a la juventud de la “Generación Z” (nacidos entre 1997 y 2012), sin una cabeza visible que centralizara las decisiones.
Esta naturaleza acéfala, que fue clave para su rápida expansión y su carácter genuino, ha dejado un vacío político que, sumado a la violencia de las últimas jornadas, ha intensificado la presión para que los organizadores estructuren un liderazgo visible capaz de negociar una salida y contener la crisis.
Las autoridades nepalíes reabrieron este miércoles el Aeropuerto Internacional de Tribhuvan en Katmandú, la principal puerta de entrada y salida del país, tras casi 24 horas de cierre debido a la grave crisis de seguridad desatada por las protestas juveniles.
La Autoridad de Aviación Civil de Nepal (CAAN) anunció en un comunicado que las operaciones se reanudaban a partir de las 15:30 hora local (09:45 GMT), después de que el Ejército tomara el control total de las instalaciones para garantizar la seguridad.
El cierre, que se produjo el martes en el punto álgido de los disturbios, dejó varados a cientos de pasajeros, muchos de ellos nepalíes que regresaban al país para la temporada de festivales de otoño, una de las épocas de mayor afluencia del año.
El aeropuerto fue clausurado después de que grupos de manifestantes intentaran asaltar su zona restringida, lo que precipitó su control por parte de las fuerzas armadas.
Compañías nacionales como Buddha Air, la mayor operadora del país, informaron a EFE que planean reanudar por completo sus operaciones a primera hora del jueves.
La reapertura del aeropuerto es uno de los primeros signos de un intento de vuelta a la normalidad en Nepal, un día después de que el país se sumiera en el caos con la dimisión del Gobierno, el incendio de instituciones y una oleada de violencia que ha dejado al menos 25 muertos.
El país permanece bajo un toque de queda nacional impuesto por el Ejército y sin Gobierno.
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