COSTA RICA.- Un pacto suscrito esta semana por México y Estados Unidos convertirá al territorio mexicano en hogar a corto plazo de unos 200 mil venezolanos, protagonistas de la más nutrida migración irregular del siglo XXI en América con un éxodo al exterior desde Venezuela de unos siete millones de personas que superó a los causados por las guerras de Ucrania y Siria.
Al alud venezolano, que se desató en 2014, creció sin cesar en más de ocho años y alcanzó proporciones sin precedentes en 2022, se sumará la oleada incontenible de cubanos, haitianos, colombianos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, nicaragüenses, ecuatorianos, africanos y asiáticos que se dirige a México o ya está en ese país y pretende entrar sin visa a Estados Unidos.
Todos chocarán con un muro político que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, edificó desde 2019 para bloquear a los migrantes que se movilizan hacia Estados Unidos.
El fenómeno agudizará el dilema de las autoridades mexicanas al tener a centenares de miles de viajeros irregulares de tres continentes dentro de sus fronteras. El proceso remitió a los objetivos que, de 2017 a 2021, definió el entonces presidente de EU, Donald Trump, para construir un muro en el límite con México y cerrar el paso a los migrantes para dejarlos en suelo mexicano.
En un acuerdo que firmó el miércoles anterior con Washington, el gobierno mexicano se comprometió a recibir a todos los venezolanos que EU expulse por pretender ingresar a suelo estadounidense sin visa por la frontera terrestre con México.
El convenio, que busca desestimular el viaje por tierra de los venezolanos del sur al norte de América y su entrada a EU por vías ilegales, determinó que el gobierno estadounidense solo dará beneficios migratorios a 24 mil, pero que entren legalmente, en avión y con visa y que tengan un patrocinador financiero.
Con los nuevos términos que acordó con la Casa Blanca, México reforzará su muralla migratoria para los venezolanos, aunque las restricciones generales mexicanas previas, con un férreo control policial y militar, también impactarán a sus camaradas de travesía terrestre de América, África y Asia.
“Nos preocupa que a partir de hoy venezolanos víctimas de un régimen señalado por la ONU de cometer crímenes de lesa humanidad, sean devueltos a México por intentar ingresar a EU”, tuiteó ayer el opositor venezolano David Smolansky, comisionado de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la crisis de migrantes y refugiados de Venezuela.
En alusión al proceso que una instancia de la Organización de Naciones Unidas impulsa en la Corte Penal Internacional contra el gobierno de Venezuela, por supuestos crímenes de lesa humanidad, Smolansky precisó que 7.1 millones de venezolanos “han huido de la persecución, hambruna, falta de medicamentos e inseguridad que ha causado la dictadura” del presidente de ese país, Nicolás Maduro.
“Prácticamente uno de cada cuatro venezolanos se ha ido del país. Casi 25% del total de la población” (unos 29 millones de habitantes), detalló.
Al recalcar que mil 700 personas “huyen a diario” de Venezuela, acusó que “la prolongación del régimen es directamente proporcional a la estampida de la gente”.
El drama migratorio de “desterrados” venezolanos ensanchó “su brecha” en comparación con Ucrania, con 6.8 millones de desplazados tras el estallido en febrero anterior de la guerra que lanzó Rusia contra ese país, y Siria, con 6.6 millones por el conflicto bélico que comenzó en 2011, precisó.
Con los datos proyectados del comisionado de la OEA, unos 153 mil venezolanos saldrán de Venezuela entre octubre y diciembre de 2022 como nuevos migrantes irregulares.
Al 30 de agosto anterior, Smolansky ubicó el total de unos ocho años en 6.8 millones, por lo que al miércoles de esta semana anunció un aumento de unos 300 mil para llegar a 7.1 millones. De seguir la tendencia, 2022 cerraría con casi 7.3 millones.
Registros oficiales calcularon que unos 150 mil venezolanos arribaron en 2022 a la frontera entre México y EU.
Multitud
Una masa humana, en su mayoría de venezolanos, siguió imparable en este año en un peligroso viaje por tierra y por mar de Venezuela a Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala en ruta a México y EU, para escapar de la honda crisis política, socioeconómica e institucional en su país que se agudizó en 2014.
En la corriente humana avanzaron los hermanos venezolanos Mesia: Wílmer, de 30 años, casado y con tres hijos, y Elías, de 32, casado y con tres hijos. Los dos migraron juntos en 2019 de Venezuela a Colombia, a inicios de septiembre anterior optaron por viajar a EU y entraron a pie a Costa Rica a mediados de ese mes.
Ambos cruzaron el Tapón del Darién, jungla compartida por el oriente de Panamá y el occidente de Colombia que atestiguó una avalancha de venezolanos a México con la intención —ahora cancelada— de entrar por tierra a EU.
De 38 en 2019 y 34 en 2020, el flujo de venezolanos por el Darién subió a 581 en 2021 y a 28 mil 79 de enero (cuando México empezó a exigirles visa) a junio de 2022 y el acumulado a septiembre de este año llegó a 68 mil 575, según el (no estatal) Observatorio Social Humanitario (OSH), de Venezuela, y Médicos Sin Fronteras (MSF), agrupación no estatal humanitaria mundial.
“En el Darién vimos muertos”, recordó Wílmer a El Universal en un receso en la venta de maní en una esquina de la capital costarricense.
Los hermanos se turnan en vender maní. “Queremos recoger el dinero para comprar el pasaje del autobús hacia Nicaragua y seguir hacia México y EU”, afirmó.
Por cada bolsa cobran unos 20 centavos de dólar, mientras el costo del boleto individual del boleto al punto limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua oscila de 10 a 25 dólares.
Los dos dejaron esposas e hijos en Venezuela y a veces se comunican por WhatsApp. “Nuestros familiares se darán cuenta cuando estemos allá (en EU). Les diremos que estén alegres… que estamos bien”, pronosticó Elías a este diario.
Y sin dudar, anunció: “Nada nos detiene”.
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