“Las dinastías se quedaron en el ADN de Nicaragua”

El gobierno replica que hay un complot opositor para bloquear las políticas del FSLN con su modelo cristiano, socialista y solidario.

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Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega / Foto: Agencia

Rearmado por Rusia, distanciado de Estados Unidos y cerrado a los observadores internacionales, el gobierno del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, Rosario Murillo, se podría parecer cada vez más a aquel régimen dictactorial que ayudaron a derrocar, de acuerdo con sus opositores.

Con el control de los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Municipal y Electoral, además del ejército y de la policía, el tándem Ortega—Murillo ha sido señalado por comprar voluntades para tener una dócil oposición.

Al turbio cóctel se añade el descontento por el controversial plan del matrimonio de construir un canal inter-oceánico. Así, Nicaragua conmemora hoy el 37 aniversario del derrocamiento, por las armas, de la dictadura dinástica de la familia Somoza, que gobernó de 1934 a 1979.

La guerrilla del ahora gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ganó una guerra civil y el 19 de julio de 1979 instaló una revolución izquierdista “proCuba y antiWashington” que en 1990 dejó el poder por la vía electoral.

Ortega retornó en 2007, se reeligió en 2011 y modificó la Constitución para hacerlo indefinidamente.

“Es una ironía: Nicaragua recuerda la caída de una dictadura, sumida en otra dictadura”, dijo en entrevista el diputado Eliseo Núñez, del opositor Partido Liberal Independiente (PLI). “Es dictadura y dinastía. Aquí no gobierna una persona, sino una familia, igual al modelo que Anastasio Somoza dejó instituido. Las dinastías se quedaron en el ADN de la clase política de Nicaragua”, declaró Núñez.

El gobierno replica que hay un complot opositor para bloquear las políticas del FSLN con su modelo cristiano, socialista y solidario.

En junio pasado, Ortega cerró la puerta a que observadores extranjeros verifiquen la transparencia de los comicios de noviembre próximo. En un hecho que agudizó el distanciamiento con Estados Unidos y la Unión Europea, el presidente alegó que son “observadores sinvergüenzas”.

Mientras tanto, en Centroamérica aumenta la desconfianza por el gasto en rearme de Nicaragua.

Rusia confirmó este año que vendió 50 tanques T-721B1 a Nicaragua en 80 millones de dólares, que se suman a los seis aviones MiG—29 que Managua les compró hace dos años en 174 millones de dólares.

“El 19”, diario digital del oficialismo, describió un escenario que aclara dudas: “El único partido que responde a los intereses del pueblo es el Frente Sandinista, de tal forma que las elecciones de noviembre no harán más que dejar clara esa confianza”.