La pluma profana de El Markés

0
195

“¿Y si revivimos la estupidez?”

No sé con qué armas se luchara en la III Guerra Mundial, pero la IV Ofensiva Mundial será luchada con palos y piedras, dijo sabiamente Albert Einstein. A últimas fechas las redes sociales han puesto de manifiesto el poder de las armas nucleares. Con todo y que se dice que Rusia todavía no devela en sí su real poderío militar, la devastación que ha dejados sobre el diminuto país ucraniano ha sido funesto.

Se dice que quien no conoce su historia, está destinado a repetirla; sin embargo, nosotros, los humanos de hoy, conocemos tan bien nuestra historia, que somos capaces de ser tan idiotas como para repetirla, revivirla, padecerla y sufrirla una y otra vez y con las manos en la cintura.

A punto de llegar al quinto piso, es decir, con casi cincuenta años encima, he vividos algunas guerras en Europa y una que otra guerrilla en el Continente Americano. Televisadas algunas y en redes sociales algunas otras, todas han demostrado ser al final de cada una de ellas, un resultado inútil y eso sí, con una amplia estela de muertes e injusticias. Todas han traído miseria y desolación, claro, esto no es novedad, sin embargo, dichas contiendas bélicas se han fraguado por puros intereses económicos. Hitler ha muerto, igual Mussolini, Napoleón, Atila y otros seres tan monstruosos que la historia los sigue citando nada más por el puro horror que significaron. Dichos personajes han migrado a una dimensión distinta a la nuestra, sin embargo, cada vez creo que la reencarnación existe cuando nuevos Hitler, Mussolini, Napoleones y otros, emergen con nombres nuevos, pero con las mismas intenciones de orgullo, vanidad, codicia y todas las adjetivaciones que poseen esos seres humanos guiados por un espíritu de maldad.

Es increíble escuchar a personas decir que las guerras en Europa o en otros continentes no son de su incumbencia, sin embargo, la afectación puede que no sea directamente bélica, pero sí económica. En el plano laboral y en particular en México, la gran parte de las empresas maquiladoras comienzan a modificar sus horarios profesionales. Se llega a trabajar una semana sí, una semana no y así, a medios sueldos, la economía de por sí terrible, se torna mortal.

No hace mucho leí una novela de Herman Hesse, un penetrante escritor. Su historia titulada “¿Y si la guerra continúa?”, denota un sentimiento de desesperación del autor por la situación bélica que en sus tiempos experimentó; es en sí un cáustico y a veces espantoso símbolo del hombre atado a los elementos bestiales de la dominación, la hostilidad, la autoridad violenta y atribuida, el salvajismo demencial y aterrador de los hombres.

Los cambios en la política extranjera han principiado a pegar de frente, pero también nos han pasado por un lado y, cual toreadores versados, hemos esquivando como lo haría el combatiente a la penetrante cornamenta. De darnos de frente, dichos golpes bien podrían volvernos mucho más enérgicos o bien hacernos entender que no podemos seguir existiendo en una flojera emocional por el resto de nuestra vida. Los retos muchas veces producen cambalaches importantes. La historia de la humanidad nos duele como si fuese algo muy personal. Lo cierto es que todos somos uno lo queramos o no. No es posible que permanezcamos indiferentes a lo que pasa ya sea en Ucrania o aquí.

En sí la humildad es un sentimiento lo bastante puro que nos dobla las rodillas ante nuestro hermano. El servicio nos hace desprendernos del orgullo y las banalidades, nos purifica y despeja dejándonos lo necesario, dándonos la opción a dar a los demás de lo nuestro.

Nuestra alma es una enorme alcancía. Día con día ponemos en ella actitudes, acciones y reacciones. Nuestro carácter se refleja en base a dichos ahorros… sabemos que de la abundancia del corazón es la actuación de nuestros miembros. Caminamos por los caminos de la rectitud porque en nuestra alma hay un sentimiento perene por lo bueno o por el contrario, corremos hacia la maldad porque nos hemos encargado de ahorrar sentimientos carroñeros y dañinos.

Somos mexicanos, y el serlo nos pone satisfechos porque sabemos que nada ni nadie podrá disminuirnos la paz… aun cuando la perversidad pareciese no dar pausa a quienes simplemente deseamos con todo nuestro corazón vivir en concordia, aun con todo ello buscamos en los ojos de nuestros semejantes el buen espíritu de la consanguinidad. Si bien es necesario orar por Ucrania, también por nuestra nació, ese territorio tan magullado por la violencia.

Entonces, ¿está usted dispuesto a revivir la estupidez de lo que fue la primera y la segunda guerra mundial? En lo personal no estoy muy seguro de ver llegar una cuarta contienda bélica, pero sí una tercera. Lo bueno es que sigo creyendo en lo que leí por ahí en algún libro de religión en el que decía que este continente, sí, América, siempre vivirá en paz, que su participación en algo mundial era algo tan lejano que ni los ángeles del cielo estaban enterado de ello. Adieu.

Mantente informado las 24 horas, los 7 días de la semana. Da click en el enlace y descarga nuestra App!