“Talibanes occidentales”
En pleno 2021 cruentas imágenes amedrentan nuestra espiritualidad y nos ponen de rodillas ante nosotros mismos. El pueblo de Afganistán sucumbe ante el poderío talibán y la sangre, el abuso, el abatimiento, el terror la confusión, terminan siendo el común denominador para un país que ha vivido a lo largo de muchas décadas bajo el fuego cruzado entre Estados Unidos y los talibanes. De pronto surgen en televisión y redes sociales toda una sangrienta estela de cuerpos muertos, de amedrentamientos a la población civil y la violación a los derechos más íntimos del pueblo afgano. El presidente del país, lejos de permanecer en el barco y proteger a la nación de la presencia invasora talibán, huyó diciendo que preparado no estaba para el embate. Entonces comenzó la tragedia. De pronto vimos a una horda de salvajes andando por las ciudades afganas invadiendo todo; salvajes es una palabra muy corta para una población invasiva hurtando en supermercados, jugando y bromeando en los gimnasios, sin saber siquiera cuál es el uso racional de los instrumentos. Y es que la llegada de videos e imágenes bombardeando las redes sociales, mostrando la barbarie, solo ha develado que los talibanes son sólo eso, un sector de la humanidad muy lejano a creer en el respeto, en el amor al prójimo y que su actitud de pirata sólo trae consigo terror y muerte.
¿Han leído de Francisco Villa? El sólo saber que se aproximaba, causaba un terror inimaginable en muchas poblaciones. Es bien sabido que muchas personas dejaron sus haciendas y sus pueblos en el afán de ponerse a salvo de las manos bandoleras del criminal en cuestión. Si lo llamara un talibán de la revolución, podría ser para muchos una exageración, sin embargo, su terrorismo y su violencia no tenía nada de diferente a la utilizada hoy por esa tribu urbana delinquiendo.
México, ante la hecatombe mundial, y siendo como el mundo lo ha llamado, “tercermundista” es y será siempre una nación solidaria, hermana y auxiliadora siempre y cuando no se ponga en riesgo su soberanía. Y es aquí y ahora que, ante el llamado del pueblo afgano para ser auxiliado, que el pueblo mexicano a abierto sus brazos para dar asilo ordenado a los sufridos extranjeros. Este no es el único país que ha dicho sí, muchos otros han considerado que ante esta emergencia los sentimientos egoístas quedan fuera…
Como ocurre en todas las naciones, siempre existirá una parte de la sociedad que se oponga a la llegada de extranjeros al país. Por décadas la nación mexicana ha recibido en sus diversos estados la llegada de extranjeros sudamericanos que al igual que la mariposa monarca, migran en busca de mejores condiciones de vida. Y opositores ante esta llegada de inmigrantes siempre ha habido. Y es que durante la guerra española nuestro país fue uno de los pocos que dieron albergue a los aterrorizados españoles que ansiosos buscaban una salvación ante la persecución en su contra.
Hoy, como lo hemos estado haciendo a lo largo de muchas décadas, debemos tomar esa parte que nos toca como humanos y recibir a quien cree que es aquí donde puede sentirse a salvo. Juicios adversos va a haber, y muchos, pero no seamos parte de los detractores, sino del hombro dispuesto a auxiliar al hermano en riesgo…y es que ante la violencia, las religiones se disuelven y sale a flote el lado mas humano, ahora sí, del ser humano.
Ajustemos las velas, enderecemos el rumbo; ser inmigrante es una cuestión de necesidad, no de placer. No sabemos si un día la situación nos colocará ahí y entonces sí, desearemos ser entendidos y particularmente aceptados. Adieu.
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