La pluma profana de El Markés

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Cien fuegos

El 22 de febrero de 1913, Victoriano Huerta, comandante de las fuerzas armadas, traicionó al Padre de la Democracia, Francisco Ignacio Madero. Con todo y que esta columna no será para nada una clase de historia, tal pareciera que de la historia no hemos aprendido nada. Y viene la pregunta ¿a cuántas reuniones sociales, políticas o familiares se dieron cita estos dos personajes antes de que uno traicionara al otro? A vista de todos, estos dos hombres parecían empeñados en hacer una mancuerna como conducto a la justicia.

Salvador Cienfuegos fue un militar de renombre y heredero de una fina línea de personajes castrenses. Este hombre pasó a ser en cuestión de horas de un ser honorable y heroico, a persona non grata y despreciable, a vergüenza nacional. Con todo y que el término “Despreciable” suene un tanto novelesco, el descrédito que recibe ahora de toda una nación, es justificable. Creemos que tal desmerecimiento no viene tanto por el descaro con el que duplicó y casi triplicó sus bienes durante el periodo calderonista y que reforzaría luego en el peñista, sino por haber hecho creer (como lo hicieron otros muchos que a últimas fechas han sido detenidos) a toda una nación, que su forma de actuar merecía ser condecorada una y otra vez. Por mucho tiempo Salvador Cienfuegos fue ese hombre que cualquier nación podría anhelar para tener al mando de sus fuerzas militares. Por mucho tiempo fue ese ícono militar que mereció el respeto de todo un ejército. En los desfiles militares se le veía erguido, poderoso, de expresiones frías y desafiantes. Su presencia a un lado del entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto, era por demás apabullante.

Y es que es bien sabido que un general de las fuerzas armadas, siendo la mano derecha de un mandatario, la relación entre ambos deberá ser lo bastante estrecha. La traición es algo que es imperdonable… ¿habrá pasado en algún momento por la mente de Cienfuegos un golpe de estado? Y es que si lo pensó o no, el golpe que asestó a la seguridad nacional fue lo bastante nefasto. Por muchos años se la pasó encubierto, fingiendo ser quien no era y hasta ser llamado en las bajas esferas del narcotráfico, como El Padrino.

¿Alguna vez habéis escuchado hablar del fuego amigo? Al menos yo lo llegué a escuchar mucho cuando las tropas aliadas en el Golfo Pérsico, derribaban por accidente alguna nave de su mismo círculo o por otra parte, la detonación de algún misil en bases militares aliadas… en dicho caso eran accidentes que se daban a raíz de la confusión o a causa de alguna mala estrategia… Salvador Cienfuegos fue entrampado por un símil fuego amigo. Y es que según las últimas noticias, luego de diez años de cazarlo con mucho sigilo, la DEA finalmente lo tomó cautivo cuando supo que tenía las pruebas suficientes como para condenarlo. La confesión de otros criminales actualmente en proceso, y que tuvieron una relación de amistad con él, formó parte importante de un archivo delictivo que lo llevó finalmente a ser desenmascarado.

Cienfuegos cocinó su fortuna en el mejor de los calderos, el brindado por el calderonismo; sin embargo, su despeñadero vino a revelarse en el peñismo. Fue ahí, durante ese tiempo en el que la corrupción nacional dio oportunidad a muchos funcionarios públicos de romper la piñata frente a los pobres y no permitirles participar, cuando este comandante metió mano y se engrandeció económicamente. Sus declaraciones patrimoniales no coincidían con el estilo de vida que llevaba, claro, como sucedió con otros muchos personajes de la política, en particular gobernadores recientemente detenidos por enriquecimiento ilícito y por estar coludidos con el narco.

Con todo y que en la actualidad muchas personas tachan de intransigente al nuevo presidente de México, la guerra contra la corrupción que se ha iniciado, no va sola, a las claras se puede ver que la coalición con el país del norte es muy notable… hoy por hoy Andrés Manuel López Obrador a dicho:

“Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”

Cien fuegos serán pocos los que se le vendrán encima en los próximos días a Salvador Cienfuegos. Sobrevivir a las llamaradas será muy difícil en un país en el que la justicia es algo prioritario. El haberse aliado a los Beltrán Leyva en su tiempo y haber sido partícipe de la introducción de narcóticos a los Estados Unidos, no será algo tan sencillo de excusar.

La traición viene desde Eva comiendo el fruto a escondidas de Adán; desde Caín matando a Abel; de Judas Iscariote comiendo del mismo plato que Jesús a horas de entregarlo… y así, la lista se vuelve infinita. México, donde las traiciones en el periodo revolucionario se evidenciaron en su plenitud, siguen siendo ejemplo para que hoy, personajes que creímos de nuestra entera confianza, nos escupan, se burlen de nosotros, se lleven nuestro dinero y todavía se defiendan en las cortes declarándose inocentes. Adieu.

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