“Hombres de negro”
Alguna vez leí en un texto doctrinal que a letra decía que la maldad nunca fue felicidad. Que se podría ir y venir regodeándose en esta en un ambiente de complicidad absoluta, pero que era algo temporal, algo con un tiempo de caducidad que tarde o temprano cobraría una factura que no siempre sería fácil o siquiera posible de liquidar.
México, aunque muchos quieran maquillarlo como un país libre y soberano, caeríamos mal si intentáramos siquiera defender una causa lo bastante perdida. Libre no lo es cuando cautivo está de una veintena de cárteles que lo han cercenado desde la península yucateca hasta las tierra donde pintan a las mulas como cebras como antojo turístico, Tijuana; soberano es un término de risión cuando es aquí donde la soberanía se la pasan por entre la piernas muchos de esos personajes que lideran al país. Hoy los diversos partidos políticos se han encargado a lo largo de los muchos años de esta supuesta democracia, a ahorcar la humildad del pueblo, matarlos casi de hombre y prometerles como un juego de bromas, sacarlos de la pobreza y ponerlos en tierras fértiles. Prometen a sabiendas que tras cada promesa existe una enorme verdad: los pobres seguirán siendo pobres y los ricos todavía más ricos.
El Apóstol de la democracia, Francisco Ignacio Madero fue asesinado un 22 de febrero de 1913, y muchísimos años después, mismo día y mismo mes, Genaro García Luna era condenado, como si fuera una muerte perpetua, por los Estados Unidos de Norteamérica a pasar una muy buena cantidad de años tras las rejas por un cumulo de pecados y crímenes contra la humanidad. Y es precisamente de este hombre de quien quisiera exponer en esta ocasión siendo uno de los hombres de negro corazón y negra conciencia que traicionaron a todo un país cometiendo toda una amalgama de crímenes.
Por muchos años García Luna fue la mano derecha del presidente panista Felipe Calderón Hinojosa. Durante su mandato se cometieron una enorme cantidad de crímenes que mancharon el territorio nacional, convirtiéndose la época más sangrienta. La pugna de los diversos cárteles trajo consigo una derrama de sangre como nunca antes se había visto. De un día para otro los puentes de casi todas las ciudades del país comenzaron a lucir cuerpos de personas ahorcadas, parajes con cuerpos enterrados y en las puertas de las presidencias municipales, bolsas negras conteniendo restos de cuerpos desmembrados. Luego de la culminación del juicio en los Estados Unidos contra García Luna, se descubrió en base a minuciosas investigaciones que este traidor vestido de un honorable político y hasta condecorado como el gran policía ejemplar, se había aliado al cártel de Sinaloa recibiendo de ellos millonarios sobornos para dejar fluir la droga por el país y que su destino, que era la Unión Americana, no tuviera estorbos. Así lo manejaron por mucho tiempo y no conforme con ello, el hombre combatió, utilizando las fuerzas armadas a los diversos cárteles amparando al de Sinaloa.
Victoriano Huerta, sediento de poder, creyó que era buena idea que, siendo él la mano derecha del presidente de la república, Francisco I Madero, cometer un golpe de estado en el que no sólo asesinó a Gustavo Madero, también a José María Pino Suarez y al presidente del país. Su magnicidio no resultó como él lo creyó, pero destruyó una prometedora vida de uno de los personajes más influyentes de la democracia mexicana. Y fue esta misma muerte la que muchos han relacionado con la de Luis Donaldo Colosio, un político que aunque del partido de los tres colores, poseía aspiraciones que mucho incomodaban al partido que él representaba. Siendo un secreto a voces, muchos han creído en la teoría de que fuera el mismísimo Salinas de Gortari quien fraguara su muerte.
¿Alguna vez han escuchado hablar de Arturo Durazo Moreno? Sin duda uno de los personajes más fatuos de la política mexicana. Es este nuestro tercer mano derecha de un grande, porque mientras García Luna lo era de Calderón, Huerta, de Madero, el llamado Negro Durazo lo era de López Portillo. Esta dupla se conocía desde niños y con el paso del tiempo y los compadrazgos, este personaje fue escalonando hasta llegar a ser el máximo representante de seguridad pública en la Ciudad de México. Durante el tiempo en el que se le fue confiado el poder, el Negro asesinó a tantos como pudo y que le eran un estorbo a sus intereses de enriquecimiento ilícito.
La maldad nunca fue felicidad y al final de sus días, Victoriano Huerta fue exiliado y anduvo vagando por Europa y Estados Unidos, donde finalmente murió, según se sospecha, envenenado. El Negro Durazo estuvo preso por muchos años, salió libre y finalmente murió en el año 2000. García Luna fue condenado a vivir tras las rejas una muy buena cantidad de años. Tres hombres de negro corazón y almas igualmente percudidas. Tres hombres que fueron la confianza de la nación para terminar vulnerándola. Entre sus negras obras estuvo el aniquilamiento de muchos seres humanos, pero finalmente pagaron perdiendo lo más preciado, la libertad, la felicidad y el aprecio de la gente. Adieu.
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