La pluma profana de El Markés

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“FeminiTop”

¿Qué coincidencia, no? La palabra Tamaulipas viene del huasteco Tamholipa que significa, “Lugar donde se reza mucho”, y ya lo creemos que sí. Con todo y que ese estado no es el estado más religioso del país, a últimas fechas las plegarias que se elevan son tantas que de compararse con el smog, hoy no circularían ni las bicicletas. De un tiempo acá los tamaulipecos rezan por todo, pero en particular para que acabe la apatía del gobierno para ofrecerles seguridad, paz y una estabilidad emocional que permita una vida en plenitud. Desde hace algunos años este estado ha sido invadido por una ruda ponzoña de incertidumbre que tiene qué ver con el narco, que les ha robado de tajo una estabilidad de la que disfrutaron por mucho tiempo.

Olivia Lemus, presidenta de la comisión de derecho humanos para el estado de Tamaulipas ha sido bien clara al expresar que la llena de satisfacción y gusto el hecho de que en el país existan leyes tan valiosas que tengan que ver con la protección de las mujeres, pero al mismo tiempo enfatizó que tenerlas no servía de mucho si no se aplicaba ni siquiera una letra de ellas. El mundo está lleno de bibliotecas lujosas y cargadas de valiosísima información de vida, sin embargo, tales edificios languidecen en soledad.

Caddy Adzuba, abogada y luchadora social del Congo sabe lo que es su país. Conoce cada una de sus ciudades y sabe que ahí, en esa nación que también es la suya, las mujeres forman parte de un negocio muy bien remunerado. El parecido del estado tamaulipeco y ese país del continente africano es mucho. En ambos territorios muchas mujeres son utilizadas desde muy chicas como parte de un comercio sexual. Son explotadas en las calles y muy utilizadas como entretenimiento de los militares, narcos y hombres poderosos.  Quizá muchos dirán que exagero, pero no si miran las estadísticas de feminicidios y desapariciones de menores. El comercio sexual de niñas es de lo mejor pagado en México y el estado gobernado por Américo Villarreal Anaya. Las similitudes son tantas y tal parece que nadie ha reparado en ello.

La mujer ha luchado por mucho tiempo por la igualdad, por ser parte de una sociedad que sigue empecinada en creer que todo pertenece al sexo masculino y que ellas son algo parecido  a una decoración. Con el paso del tiempo el sexo femenino se ha convertido en un algo tan indispensable y fuerte en la sociedad que el hombre ha tenido que aceptar que sus capacidades van mucho más allá que hacer tortillas, lavar la ropa o cambiar pañales.

Hace ya tiempo que la mujer ha dejado de buscar una igualdad con el género masculino. Todo se ha ido transformando y la búsqueda ha ido cambiando. Ahora ya sólo buscan la paz y el respeto. Ahora son ellas las que buscan qué hombre ha de ir a su lado y no al revés. Por mucho tiempo se acostumbró en muchas partes el que el hombre eligiera a una chica de buena familia, costumbre y claro, bonita. Las que carecían de cualidades estaban destinadas a permanecer en casa y a la sombra de las hermanas agraciadas. Hoy las cosas han evolucionado tanto que son ellas quienes eligen al varón y la situación en la que han de vivir.

Mucha de la sociedad masculina de hoy se resiste a ese ambiente igualitario del que tanto se habla. Los ataques a las damas se han incrementado tanto en México que cada vez son más las mujeres que optan por permanecer en casa o elegir horas luz para andar en la calle. Claro, cada una de estas opciones son injustas pues merecen la libertad y la paz que como humanos requieren. Hoy el estado de Tamaulipas, el estado norteño de México se ha coronado como el rey supremo de los feminicidios, y es que después de leer la voz de Caddy Adzuba comprobarán que la similitud entre El Congo y Tamaulipas es tanta, que sentirán la misma desesperación de esta luchadora social en bien de su género:

“(…) Es más que violencia sexual, porque el objetivo de estos actos de violencia es exterminar a una parte de la comunidad. Si pensamos en la definición jurídica de genocidio, se refiere al acto planificado y organizado de acabar con una comunidad o una población completa. Aunque no se sabe con certeza el número de mujeres que ha sufrido estos abusos, podemos decir que hay una planificación porque las cifras son absolutamente desorbitantes. La cuestión no es que sean violadas, sino que después de que esto ocurre quedan destruidas, se convierten en población inútil que no puede volver a su ocupación previa. Muchísimas de ellas han muerto a consecuencia de la violencia sexual. Entonces, ¿Por qué no podemos hablar de genocidio contra las mujeres? A mí me parece que encaja con la definición de derecho internacional sobre genocidio. A nosotros nos gustaría que se hablara de feminicidio”.

¿Qué es eso que nos ha hecho creer a los hombres que somos mucho más que las mujeres? ¿Dónde se origina tal sentimiento? Siendo sinceros una extensión de musculo entre las piernas no es una razón lo suficientemente fuerte para sostener una estúpida idea de superioridad. Adieu.

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