LA PAZ, BOLIVIA.- Vehículos blindados chocaron contra las puertas del palacio de gobierno de Bolivia el miércoles cuando un alto funcionario del gobierno advirtió sobre un intento de golpe y el presidente Luis Arce dijo que se estaba llevando a cabo un despliegue “irregular” de tropas en la capital.
Un video de la televisión boliviana mostró a Arce enfrentándose al comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, en el vestíbulo de palacio. “Soy su capitán y le ordeno que retire a sus soldados y no permitiré esta insubordinación”, dijo Arce.
Antes de ingresar al edificio de gobierno, Zúñiga dijo a los periodistas en la plaza: “Seguramente pronto habrá un nuevo Gabinete de ministros; nuestro país, nuestro estado no puede seguir así”. Zúñiga dijo que “por ahora” reconoce a Arce como comandante en jefe.
Juan José Zúñiga salió del palacio de gobierno.
En un mensaje en su cuenta X, Arce llamó a “respetar la democracia”. Se produjo mientras la televisión boliviana mostraba dos tanques y varios hombres en uniforme militar frente al palacio de gobierno.
“No podemos permitir, una vez más, intentos golpistas de quitar la vida a los bolivianos”, dijo desde el interior del palacio, rodeado de funcionarios del gobierno, en un mensaje de video enviado a los medios de comunicación.
El expresidente Evo Morales, también en un mensaje en X, denunció el movimiento de militares en la plaza Murillo, afuera del palacio, calificándolo de golpe de Estado “en ciernes”.
María Nela Prada, ministra de la presidencia y alta funcionaria boliviana, lo calificó de “intento de golpe de estado”.
“El pueblo está en alerta para defender la democracia”, dijo a la televisora local Red Uno.
El incidente fue recibido con una ola de indignación por parte de otros líderes regionales, incluida la Organización de Estados Americanos; Gabriel Boric, presidente del vecino Chile; Líder de Honduras y exlíderes bolivianos.
Desde el martes circulan rumores sobre la probable destitución de jefe del Ejército, en el cargo desde noviembre de 2022, y que se opone tajantemente a que Evo Morales regrese al poder el año próximo.
En una entrevista el lunes con un canal de televisión, el jefe del Ejército aseguró que detendría a Morales si insiste en postularse a la presidencia en los comicios de 2025, pese a que fue inhabilitado por la justicia electoral.
“Legalmente está inhabilitado, ese señor no puede volver a ser más presidente de este país”, dijo Zúñiga.
El partido gobernante de Bolivia, el Movimiento Al Socialismo (MAS), está profundamente dividido entre el presidente Luis Arce y su antiguo aliado y hoy enconado adversario, el exmandatario Evo Morales.
Amparado en las reformas constitucionales que él mismo promovió, Morales ocupó la presidencia entre 2006 y 2019, cuando se vio forzado a renunciar tras ser acusado de fraude electoral para obtener un cuarto mandato.
A finales de diciembre de 2023, el Tribunal Constitucional inhabilitó a Morales como candidato presidencial para la contienda de 2025, aduciendo que la reelección indefinida no es un “derecho humano”, como había señalado en otra sentencia de 2017.
Pero Morales busca este año la nominación a la presidencia en representación del MAS, mientras que el presidente Arce, en el poder desde 2020, no se ha pronunciado sobre si buscará la reelección.
Bolivia, un país de 12 millones de habitantes, ha visto intensificarse las protestas en los últimos meses por la precipitada caída de su economía, que hace dos décadas pasó de ser una de las de más rápido crecimiento del continente a una de las más afectadas por la crisis.
El país también ha visto una brecha de alto perfil en los niveles más altos del partido gobernante. Arce y su antiguo aliado, Morales, han estado luchando por el futuro del fragmentado Movimiento al Socialismo de Bolivia, conocido por su acrónimo en español MAS, antes de las elecciones de 2025.
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