CIUDAD VICTORIA.- El obispo de la Diócesis de Victoria, Antonio González Sánchez reprobó que algunos padres de familias envíen a sus hijos a trabajar en lugar de mandarlos a la escuela, exponiéndolos a toda clase de riesgos y peligros en la calle.
Comentó que obligar al niño a trabajar no solo limita su desarrollo como individuo, sino el acceso a la educación y a las actividades recreativas o deportivas a las que tiene derecho a participar.
“Me da mucha tristeza que pongan a un niño a trabajar porque es faltarle al respeto, es impedirle que crezca como persona, impedirle que se integre a una sociedad, empezando por la sociedad estudiantil que es la escuela; definitivamente es una injusticia”.
González Sánchez consideró que el trabajo infantil en México es una injusticia enorme y una falta de respeto para los niños, pero además subrayó que es sumamente riesgoso para los menores de edad que trabajan en calles y cruceros, en donde además están expuestos a otra clase de peligros y tentaciones.
“Y más injusticia cuando los papás los mandan a los cruceros, se me hace todavía más triste. Creo que sí, se debería sancionar a los padres porque los menores son responsabilidad total de los papás y lo que hacen es una injusticia”.
El obispo consideró que todo ser humano debe vivir la etapa de la vida que le corresponde, y en el caso de los niños tienen que vivirla de acuerdo con su edad.
Recalcó que bajo ninguna circunstancia se justifica que a un menor se le niegue el derecho de recibir educación, o en su caso, sacarlo de la escuela para ponerlo a trabajar.
“Creo que todo ser humano en su vida va cursando etapas y ya llegará en la que el niño crezca y deba trabajar. Cuando ya es mayor de edad y por necesidad deja la escuela para trabajar, ya sea porque la madre quedó viuda o sola, aquí ya es otra cosa, pero un niño, ni aun en estas circunstancias debe permitirse que se pongan a trabajar”.
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