Estados Unidos.- Robert Huskey y Jack Zawadski vivieron una apasionante historia de amor durante 52 años. Fueron felices, no hicieron caso a los movimientos anti-gays y hasta pudieron casarse en 2015 en Mississippi, cuando la Corte Suprema determinó que los homosexuales tenían el mismo derecho a contraer matrimonio que los heterosexuales. Fue en Wisconsin -antes de retirarse- donde trabajaron como maestros y hasta dedicaron sus días a la granja de manzanas que habitaron por tres décadas.
Sin embargo, el prejuicio sobre su estilo de vida finalmente llegó. Y en el peor momento. En el más crítico y vulnerable: cuando Robert murió. Zawadski, hoy de 82 años, atraviesa una indignante situación que nadie puede creer y que nadie merecería. Tal su deseo, al morir, su compañero de ruta quería que su cuerpo se convirtiera en cenizas. Fue así que Jack pidió a la empresa funeraria que estaba a cargo los servicios que se encargara de su cremación.
La sorpresa llegó cuando desde Picayune Funeral Home llegó la inesperada réplica. No realizarían ese tipo de servicio porque “no trataban con su clase”. Jack no tardó en hacer la denuncia y el caso llegó a la justicia de Mississippi. Los dueños de la firma, Ted y Henrietta Brewer presentaron un escrito en el que negaron que hubieran discriminado a la pareja.
“La esencia de la demanda es que ambos inclumplieron un contrato y negaron los servicios a último minuto a una familia en duelo, basados en que el hombre que había muerto era gay y estaba casado con un hombre”, señaló Beth Littrell, la abogada que representa a Zawadski perteneciente a Lambda Legal, una organización LGTB basada en Nueva York que asiste a la comunidad en temas legales. Ahora, para Jack, el caso se volvió una lucha de activista. A pesar de haber tenido modestas vidas y pocas veces hablar con amigos y vecinos acerca de su vida sexual, cree que llegó el momento de entregarse a la causa.
Ambos, Huskey y Zawadski, se conocieron en 1965 en California. Se enamoraron de inmediato y decidieron compartir sus vidas. Fueron reservados y como a ellos no les importaba la orientación sexual de sus vecinos, tampoco hablaban de la suya. Se establecieron en Picayune, donde fueron felices.
Pero en agosto de 2015 el corazón de Robert comenzó a fallar y Jack se encargó de cuidarlo. Una cirugía de bypass, complicaciones y una salud deteriorada fue lo que siguió. Se ocupaba de todo, ayudarlo a caminar, higienizarlo, darle de comer. En abril, su salud y su vida se habían complicado más. Estaba claro que el fin estaba cerca. El 11 de mayo, murió.
Cuando la muerte se aproximaba, el sobrino de ambos John Gaspari, fue el encargado de los trámites funerarios para adelantar tiempos y dejar todo claro. Desde Picayune Funeral Home estuvieron de acuerdo. Sin embargo, cuando el deceso llegó, el papel oficial que marcaba su condición de hombre casado con otro hombre hizo arrepentir a los dueños. Y le informaron a Gaspari.
Esa casa funeraria era la única en su condado que tenía un crematorio allí. Encontraron otro muy lejos de allí, a 150 kilómetros. Pero los problemas no parecían terminar. Como la casa de reposo donde había muerto Robertno tenía una morgue donde mantener sus cuerpos, debieron contratar a una tercera para que desde allí fuera recogido y llevado al lejano lugar donde sería cremado. El propósito de Zawadski es que se haga justicia. No persigue fines financieros. Quiere que nadie deba atravesar por la misma circunstancia en su condado. “Creo que esto le devolverá a Robert su honor”, indicó.
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