CIUDAD DE MÉXICO.- Nuevo giro en el Rusiagate, y esta vez peligroso para Donald Trump. De acuerdo con The Washington Post, el presidente estaría siendo investigado personalmente por obstrucción de justicia, un delito que, de confirmarse, haría casi seguro el proceso de impeachment para echarlo de la Casa Blanca.
Trump, quien hasta ahora alardeaba de no ser sujeto de ninguna investigación del Buró Federal de Investigaciones (FBI), se convierte ahora en uno de los objetivos. El fiscal especial para el caso, Robert Mueller, habría dado la indicación para interrogar a varios agentes de los servicios de inteligencia para determinar si el magnate quiso obstruir la investigación sobre los lazos de su campaña con el Kremlin.
El grupo asesor sobre el caso ruso que ha creado la Casa Blanca, a través del cual se dirime todo lo relativo a este asunto, no negó la información del Post. “La filtración del FBI de información sobre el presidente es indignante, inexcusable e ilegal”, se limitó a decir Mark Corallo, portavoz del abogado personal de Trump, Marc Kasowitz.
El punto de inflexión es sustancial. Hasta ahora, las pesquisas se habían centrado en la posible conspiración con los rusos para influir en las presidenciales del año pasado, así como la existencia de posibles crímenes financieros por parte de allegados del presidente. Ayer, el Senado aprobó por aplastante mayoría un nuevo paquete de sanciones contra Rusia por su intromisión en las elecciones de EU y sus agresiones en otras partes del mundo.
Según las fuentes del Post, las investigaciones sobre Trump habrían empezado días después de la fulminante destitución de James Comey como director del FBI. Los memorándums sobre las conversaciones con el presidente, incluyendo las sugerencias para que “dejara ir” la investigación sobre los nexos con el Kremlin del asesor de seguridad nacional Michael Flynn o la petición de “lealtad”, habrían desencadenado la decisión de Mueller.
Entre los episodios de la investigación también estaría la insinuación del presidente al director nacional de inteligencia, Dan Coats, y al director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, para que convencieran a Comey de que abandonara el Rusiagate. Ambos están en la lista de testigos de los que quieren recabar información, así como el jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Mike Rogers.
Tanto Coats como Rogers juraron la semana pasada que nunca habían sentido “presión” para cambiar el curso o modificar las pesquisas contra el entorno del presidente.
“Me echaron para, de alguna manera, cambiar —o al menos la intención era cambiar— la forma en la que se conducía la investigación sobre Rusia”, aseguró Comey en una declaración jurada ante el Senado, un hecho que Trump había confesado semanas antes en una entrevista a NBC. El propio presidente podría haberse inculpado de obstrucción de justicia. El informe del Post confirmaría que Mueller está trabajando para saber sí efectivamente incurrió en ello.
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