CIUDAD DE MÉXICO.- Ninguna selección ofenderá al anfitrión en esta Copa América Centenario,o al menos eso será lo que intentará la selección de Estados Unidos, que será un rival incómodo para cualquiera pues además de ir por el trofeo tratará también de salvarle la chamba a su entrenador alemán Jurgen Klinsmann.

Tras quedar fuera en octavos de final del Mundial de Brasil 2014, los resultados y el funcionamiento para el equipo de las barras y las estrellas han estado lejos de las exigencias: Se quedó en semifinales de Copa Oro 2011 y perdió el pase para la Copa Confederaciones Rusia 2017 a manos de México.

En la eliminatoria mundialista de la Concacaf, no ha sido el equipo imponente que solía y aún busca su boleto al hexagonal final.

Los gringos enfrentan una de sus peores crisis, por lo que incluso su técnico ha afirmado que pese a que son locales, llegan sin ningún tipo de presión.

Pero tampoco va a ser fácil, pues con la MLS en plena actividad, no pudo trabajar en entrenamientos tal y como desearía, ya que hasta después de la duodécima jornada no se pudieron juntar todos los futbolistas.

De ahí que al margen de ver a veteranos como los porteros Brad Guzan y Tim Howard, los mediocampistas Alejandro Bedoya, Michael Bradley y Jermaine Jones, así como al delantero Clint Dempsey, su atención estará puesta en los jóvenes.

Entre ellos, los defensas Matt Miazga, que milita en el Chelsea de Inglaterra, y Eric Lichaj, que está con el Nothingham Forest. También espera darle protagonismo a DeAndre Yedlin, del Tottenham, y a los delanteros Bobby Wood, del Hamburgo, así como también a su gran promesa de 17 años Christian Pulisic, que está con el Borussia Dortmund.