Desde hace más de 50 años, Pedro Santillán se ha dedicado al campo y ha tenido que diversificar sus cultivos para obtener mayores ganancias, puesto que el maíz dejó de ser redituable.
Al recorrer sus terrenos, muestra sus rosas, las cuales tiene en un invernadero, sus flores de cempasúchil, pero también sus cultivos de calabaza, espinaca y sus maizales.
Don Pedro, como se le conoce en el pueblo de San Andrés Totoltepec, en la delegación Tlalpan de la Ciudad de México, se quita la gorra y comenta que “en el campo no se gana igual”.
Recuerda que hace 20 años su maíz se vendía mejor; ahora continúan sembrando este cultivo por una cuestión cultural y de consumo de las familias, más que por el aspecto comercial, puesto que “ahora no es negocio”.
“Sembrar una hectárea de maíz me cuesta 15 mil o 18 mil pesos, me sale de ganancia apenas 10 mil pesos, en vez de ganar se pierde, el maíz que compran las tortillerías es de Estados Unidos a un precio más barato de lo que nos cuesta cultivarlo. La gente de hoy difícilmente quiere saber lo que es el campo, no se gana, lo hace más que nada por amor al campo”, explica.
Aunque considera que el Tratado de Libre Comercio (TLC) ha afectado a los pequeños productores al ponerlos en desventaja con Estados Unidos, comenta que esta relación comercial no se puede deshacer, porque todos los insumos para el campo provienen de ese país. “Ni modo, no nos podemos separar, hay que aguantarnos a lo que nos toque”.
De cara al inicio de la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), campesinos, especialistas y productores coincidieron en que este acuerdo benefició a los grandes productores agroindustriales, mientras que los pequeños productores quedaron “rezagados” de ese crecimiento del sector agroalimentario, siendo más afectados quienes se dedican a los granos y oleaginosas, rubros de los que se tiene una dependencia de entre 30 y 35% de las importaciones estadounidenses, mientras que las frutas y hortalizas se han visto favorecidas.
Beneficios desiguales
Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agropecuarios (GCMA), comentó que los beneficios para el TLC “no han sido parejos para todos”, puesto que prevalece una gran desigualdad en el campo, donde 70% de los productores tiene menos de cinco hectáreas para cultivar, por lo que sólo se han beneficiado los grandes productores.
“No ha sido parejo el beneficio del TLC. Nuestro campo es muy diverso, tenemos productores muy pequeños que no entran en los circuitos comerciales, muchos son de autoconsumo, los que sí han entrado son aquellos que han invertido en infraestructura como es el sector hortofrutícola, el cañero que se ha integrado al mercado regional, así como el tequila; es decir, 70% de los productores tienen menos de cinco hectáreas, lamentablemente con esas superficies no es fácil competir o estar al alcance de esos beneficios”, comentó.
Destacó que el valor de las exportaciones agroalimentarias de México equivale a 32 mil millones de dólares, de los cuales 80% tiene como destino Estados Unidos, es decir 26 mil millones de dólares; mientras que las importaciones rondan 27 mil millones de dólares, de los cuales 22 mil millones de dólares son de productos estadounidenses, por lo que a ninguno de los dos países conviene retirarse del acuerdo comercial.
Los productos que más se exportan a la Unión Americana son la cerveza, cuyas ventas al extranjero tuvieron en 2016 un valor de 2 mil 814 millones de dólares; seguido del aguacate con 2 mil 103 millones de dólares; el jitomate, con 2 mil 105 millones de dólares; el ganado bovino, con mil 817 millones de dólares; y el tequila, con mil 244 millones de dólares.
Ignacio Martínez, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que hay que diferenciar el campo, el sector agropecuario y la rama agroindustrial, puesto que estos dos últimos fueron los que mayor crecimiento tuvieron con el TLC, mientras que en el campo, en más de 20 años de vigencia del acuerdo comercial, el rezago de los pequeños productores se “profundizó”.
Comentó que el país se encuentra dividido en dos grandes regiones: la que abarca del Bajío al norte del país y la del suroeste; en la primera zona es donde se concentra el mayor desarrollo del sector agroindustrial, de esa región deriva 47% de las exportaciones; mientras que de la del suroeste sólo proviene 0.02% de las exportaciones “es una zona de aletargamiento, de atraso”.
“El TLC sí ha rendido frutos, en ciertas regiones del Bajío para arriba, son empresas de gran capital, [para] los pequeños productores, su rezago se profundizó en estos años de vigencia del TLC. En la renegociación que no hay quien los represente. ¿Quiénes van a ser los ganadores nuevamente del TLC? Los plutócratas, los Bours de Bachoco, los Servitje de Bimbo”, expresó.
Para Carlos Bautista, académico de la Universidad La Salle, el TLC “ha empobrecido al campo mexicano”, puesto que pusieron a competir a los productores mexicanos en condiciones desiguales, ya que los de Estados Unidos y Canadá reciben muchos subsidios del gobierno, con lo cual venden sus productos a precios por debajo de su costo de producción, algo que los productores mexicanos no pueden igualar sin que tengan pérdidas.
“Sí ha empobrecido al campo mexicano, el problema que encontramos es el siguiente, porque las diferencias entre un país y otro cada vez son más grandes. En Estados Unidos los productores recibían hasta 50 mil dólares al año por concepto de subsidios, lo que ha sucedido es que la gente de México, necesita que su producto esté a la par del que llega de Estados Unidos”, indicó.
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