ESTADOS UNIDOS.- La riqueza gastronómica de México, arraigada en sus tradiciones prehispánicas, sigue conquistando paladares en todo el mundo. Aunque la comida mexicana se ha globalizado, conserva su autenticidad y se erige como patrimonio intangible de la humanidad. Este legado culinario es el resultado del sincretismo que ocurrió tras la llegada de los españoles en 1521, fusionando sabores, alimentos y dando origen a la exquisita cocina mexicana.
En las mesas de México persisten ingredientes ancestrales, consumidos por civilizaciones como los mexicas. Estos alimentos no solo ofrecen sabores únicos, sino que también aportan propiedades saludables. Entre estos ingredientes se destaca la espirulina, un superalimento consumido por los mexicas y que ahora ha captado la atención de la NASA como un posible cultivo en Marte.
La espirulina, una cianobacteria recolectada de los lagos que rodeaban la Gran Tenochtitlán, fue parte fundamental de la dieta mexica. Este alimento, conocido como “tecuitlatl” en aquel entonces, se consumía junto con frijoles, maíz, chile, mole y tortillas. Era una fuente rica en proteínas y nutrientes utilizada especialmente en momentos que requerían energía para largos viajes.
La espirulina, ahora considerada un superalimento, es una cianobacteria o alga azul-verde utilizada como suplemento alimenticio debido a su alto contenido nutricional, según describe Ingortze Zubieta, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Es rica en proteínas, vitaminas (especialmente B12), minerales, ácidos grasos esenciales, clorofila y antioxidantes. Consumida comúnmente en polvo o tabletas, se le atribuyen beneficios como mejorar el sistema inmunológico, reducir la fatiga y prevenir enfermedades debido a sus propiedades antioxidantes.
La NASA, buscando soluciones sostenibles para la alimentación en entornos desafiantes como Marte, ha evaluado la espirulina como un posible cultivo. La producción sostenible de este alimento, que requiere menos agua y recursos que otros cultivos, la convierte en un candidato prometedor para abordar problemas nutricionales globales.
La espirulina, este superalimento con raíces prehispánicas, continúa su legado en la mesa global y ahora, quizás, también en futuras misiones espaciales.
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