CD. DE MÉXICO.- La periodista Elena Chávez González está en el ojo del huracán y aseguró que su libro “El Rey del Cash. Saqueo oculto del Presidente y su equipo cercano” no es de investigación ni de pruebas, sino un testimonio de lo que ella conoció y escuchó sobre los métodos de financiamiento del entonces principal líder de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, que ahora le ha valido insultos y descalificaciones.
En entrevista con El Universal, Chávez González contó que desde que “El Rey del Cash” salió a la luz, la descalificaron por ser mujer e incluso la tacharon de “zorra”, “amante” o “despechada”.
“Me descalifican porque soy mujer, me están atacando por mi género, soy la zorra, la amante, la despechada, me han insultado. ¿Qué las mujeres no tenemos inteligencia?, ¿Qué las mujeres nada más estamos para estar en la cama con un hombre? Así me están tratado. Eso lo rechazo, mi libro es un testimonio”, declaró Chávez.
En entrevista con El Gran Diario de México vía zoom, la exesposa de César Yáñez Centeno, actual subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de Gobernación y quien acompañó al presidente López Obrador en tres campañas presidenciales y perteneció a su círculo cercano hasta 2018, sostuvo que los libros testimoniales son los más importante, por lo que pidió reflexionar y no descalificar su obra.
“¿Qué pasó en el Holocausto? La gente hablaba de sus testimonios, de qué fue lo que vivió. Este es un testimonio muy valioso, porque no me voy a arriesgar, sabiendo como son, a sacar un libro donde no diga la verdad ¿Qué razón tendría de sacar a un libro para arriesgarme? ¿Vengarme? Sabiendo que me pueden meter a la cárcel o hasta matarme”, declaró la escritora de “El Rey del Cash”.
En 279 páginas, la periodista de diarios como Ovaciones, Excélsior y Unomásuno señaló que en el círculo cercano de López Obrador “institucionalizaron” todo un esquema de “moches” a través de cuotas del 10 o 20% del salario para financiar las campañas del presidente de México.
Además, Elena Chávez acusó que dentro de las dependencias del gobierno capitalino, entre 2006 y 2012, con Marcelo Ebrard al frente del gobierno de la Ciudad de México, fue el peor periodo de saqueo de recursos públicos.
En este trama, la autora señaló directamente al canciller Ebrard como el autor material; a Mario Delgado, entonces secretario de Finanzas de la Ciudad, como la mano ejecutora por medio de la creación de empresas y nóminas “fantasma”; y a Alejandro Esquer, secretario particular del presidente, como el que recibía con apapachos y sonrísas a los servidores públicos que los lunes desfilaban con bolsas con dinero en la oficina de San Luis Potosí “Los Pinitos” a dejar su “diezmo”.
La motivación
-¿Cuál es su principal motivación, después de 16 años que supo de esos hechos?
– Lo que sucede en el país. Era el momento ideal, el presidente nos ha quedado a deber, prometió muchas cosas, siempre acuñó muchas frases, mantras; honestidad valiente, no robar, no traicionar, no mentir, pero sobre todo nos dijo que iba a haber una transformación para México, han pasado cuatro años de oportunidad y ha sido todo lo contrario.
-¿Y cómo ve a México?
-México está ensangrentado, agonizando, los mexicanos estamos sufriendo y padeciendo un gobierno indolente donde priva la impunidad, que se ha dedicado a destruir y eliminar los buenos programas, que le gusten o no al presidente, los hizo el neoliberalismo, pero funcionaban; teníamos un mejor sistema de salud, de educación, había programas para las mujeres y niños con problemas de cáncer y todo eso los ha quitado, so pretexto de la corrupción.
-¿Cómo era López Obrador que conoció?
-Lo conocí siendo reportera, para Ovaciones cubría el PRD, él era el presidente nacional, era un hombre taciturno, un hombre desconfiado, de pocas palabras, que nunca miraba a los ojos, muy diferente al que estamos mirando ahora. Como reporteros no había una relación buena, su número cabalístico es cinco, por eso a las cinco nos convocaba para hacer algún comentario sobre la coyuntura.
-¿Desde qué óptica hizo este libro? ¿Como mujer, como periodista, sus críticos dicen que fue desde el despecho?
– Yo sabía lo que me iba a enfrentar. Veo lo que sucede en el país, veo la política y el desprecio que hay hacia las mujeres. El presidente no nos quiere, no quiere a las mujeres, la vallas que están en Palacio Nacional son para las mujeres, yo estoy consciente que esto me iba a pasar, me iban a atacar por mi género, estoy consciente que este linchamiento se iba a dar.
-El Presidente dijo que “no se metía en temas personales y sentimentales”. ¿Usted qué dice?
-Sí, en la mañanera dijo que no se metía en temas sentimentales, pero envió un mensaje muy subliminal y peligroso que ya se está viendo. Él dijo que su escudo protector era el pueblo y cuando dice eso, es ‘pueblo vayan por ellos’, pero eso no me preocupa. El libro lo escribí desde el periodismo, el despecho es lo que han querido manejar y no es así.
Dónde están las pruebas
-¿Dónde están las pruebas?
-No es un libro de investigación, porque me dicen “dónde están las pruebas”. No este es un testimonio que me tocó vivir en la época más importante para la izquierda de nuestro país.
-¿Cómo era ese esquema de financiamiento que usted vivió?
-Eran los moches que nos quitaban a los trabajadores, de acuerdo a la jerarquía; desde jefes de Unidad, subdirectores, es algo reconocido. Nos pagaban el salario y luego nosotros pagábamos el dinero en efectivo.
-¿A quién le daban ese dinero?
-A los jefes inmediatos, pero ellos tenían a su vez personas que iba a recolectar el dinero, te guste o no te guste, porque uno trabaja por necesidad, no lo hacíamos gustosos, era obligatorio o te quedabas sin trabajo y eso lo implementaron cuando Andrés Manuel se fue como candidato a la Presidencia (2006). La peor etapa de saqueo fue de 2006 a 2012 cuando Marcelo (Ebrard) gobernaba, en ese entonces yo era funcionaria en la Secretaría de Seguridad Pública y vi cómo funcionaba.
-¿Pero del sistema RTP o del Metro cómo lo hacían?
– En el caso del RTP decían que había que cambiar los camiones, que las llantas no servían cuando estaban bien, simulaban y de ahí sacaban el dinero.
-¿Cómo era ese movimiento de recursos?
-En efectivo porque no podían dejar huella, el efectivo no es rastreable, en una campaña presidencial no tengo idea del dineral que se debe gastar, pero es muchísimo, con 200 pesos que traía en la cartera cómo iba a hacer dos campañas presidenciales con el PRD; ni con los recursos que les daba el INE, y no solo hablo de Andrés Manuel, sino de todos los expresidentes.
-¿Esa manera de actuar es similar a lo que hacía el PRI (Pemexgate)?
-Por supuesto, pues traen el ADN de ellos. Salen del PRI y se van a la izquierda que muchos creímos en esa izquierda de justicia, cuántas personalidades crearon ese partido que ya no están y si vivieran llorarían de la decepción. Lo traen en el ADN, en el corazón, lo traen tatuado en el cuerpo.
-Pero con una diferencia muy grande, el PRI ha sido un partido muy corrupto y cínico, no pero aquí ha sido diferente porque siempre evocan la moral; “nosotros no somos iguales”, “yo tengo mi plumaje limpio”, cuando la realidad es que hicieron lo mismo que el PRI, financiarse con empresarios, como lo que hizo Peña.
-¿En esta trama qué papel juega Alejandro Esquer?
-Cuando hablo con funcionarios, con los que tenía relación, me dicen: nos llevamos la sorpresa que quien los recibía era el secretario particular Alejandro Esquer, que es un hombre muy tímido e introvertido. Llegaba un funcionario o funcionaria y les decía: este es tu organigrama, cuántos empleados tienes, y con esta estructura hay que dar tanto, y si no les alcanzaba volvían a pedir a los de estructura un porcentaje de su salario, luego crear nóminas fantasmas o programas inexistentes para sacar el dinero y lo más curioso es que había funcionarios que cumplían.
-¿Cómo quiénes?
-No puedo dar nombres, como reportera tengo que proteger a mi fuente, si doy el nombre qué crees que le vaya a pasar”.
-¿Viene otro libro?
-Sí, sobre los empresarios. En ese segundo libro, ya es un libro de investigación. En este libro, El Rey del Cash, menciono al ingeniero (José María) Riobóo, porque desde un principio se vio beneficiado; a él le dieron la construcción del segundo piso; el padre de Elvira Daniel (José Daniel Kabbaz), un empresario judío que hace plazas comerciales, a él le dieron Reforma 222 y a Elvira la metieron como funcionaria de RTP que tenía un presupuesto de más de 2 mil millones pesos. Del segundo que estoy escribiendo son otros empresarios y vienen otras cosas.
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