ESPAÑA.- El Real Madrid aprovechó la visita del Elche para rellenar el depósito de confianza con una victoria contundente, corta por el juego y las ocasiones generadas. Su neta superioridad nació en el centro del campo, con otra notable actuación de Camavinga y Ceballos, que ha enamorado a la grada. El colista demostró su posición con creces, falto de alma y de competitividad. No hubo pelea.
Ancelotti gestionó el juego ante el colista con amplitud de miras. Puso un equipo fresco para imprimir ritmo alto de inicio y administrar después el esfuerzo. A Carlo le encanta que los planes le salgan bien. La pelota voló en el ataque blanco desde el inicio, con Rodrygo en izquierda y Asensio en derecha. Brilló Marco para abrir el marcador con una conducción en diagonal, balón cosido a la bota, hasta llegar a la frontal y colocar junto al palo. Escasa oposición puso el sistema defensivo del Elche, que se complicaba con las combinaciones rápidas del equipo blanco.
Camavinga, Ceballos y Valverde facilitaban el juego al toque. Una descarga del sevillano dejó la pelota a Rodrygo, que templó hasta poner el gol en la cabeza de Benzema. Erró Karim la sentencia, pero el Madrid interpretó que tramitaba un juego de baja dificultad. No se equivocaba. El Elche trata de rebelarse contra su destino, pero cuando un equipo está en dinámica negativa es muy complicado reaccionar. Machín colocó a Carmona para doblar lateral por la derecha. Buscó su suerte sobre todo a balón parado, donde generó problemas al Madrid. Carvajal rebañó un remate a Nteka, pero no resistió el segundo arreón blanco.
La hiperactividad de Ceballos generaba mucho por izquierda. Un pase interior exquisito de Dani dejó a Rodrygo en buena posición, pero no resolvió. Bastó un centro desde el costado contrario para que Benzema buscara el cabezazo y Roco desviara con la mano. Penalti. Gol de Benzema. Volvió a reaccionar con energía el Elche al castigo. Remató fuera Carmona en buena posición, y Alaba sacó un cabezazo de Roco que iba a puerta en otro córner. La condena del colista llegó al borde del descanso, con otra combinación rápida del ataque blanco que llegó a Rodrygo, eléctrico. Cayó ante Roco tras un contacto leve. De Burgos interpretó que suficiente. Penalti y gol de Karim, transformando por el lado contrario. Asunto resuelto.
El segundo acto confirmó el trance de Rodrygo. Sólo la acción sobre la banda, con tacón, pisada o ruleta sin perder la bola, mereció la pena pasar frío en el Bernabéu. Le faltó el gol porque se lo negó con insistencia Edgar Badía en una doble intervención de mucho mérito. El portero franjiverde sostuvo al Elche en el marcador, porque el equipo no ofrecía resistencia. Por no hacer, ni faltas. No salía nada. El triple cambio de Machín buscó una sacudida. Ni por esas. De haber estado algo más fino en el remate, Benzema habría engordado seriamente su cuenta realizadora.
Las sustituciones sirvieron para ahorrar energías de cara a lo que está por venir. Se fue Ceballos, con petición de renovación por parte del respetable, y también Valverde, más discreto que en el Mundial de Clubes. Por poner un pero, Ancelotti alargó la última sustitución y dio menos minutos a Arribas. Descuido del técnico. Con lo que gusta al Bernabéu la llegada de un canterano. Entró Modric, con el debate sobre su futuro en plena efervescencia. Luka aprovechó los minutos para colocar el cuarto en la escuadra y cerrar la goleada más plácida que se recuerda en el Bernabéu.
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