Cerca de las localidades de Wink y Kermit, en el oeste de Texas (EE.UU.), existen dos agujeros gigantes que miden más de kilómetro y medio de distancia. El primero se abrió sobre el terreno en 1980 y el segundo lo hizo 22 años más tarde, en 2002, ambos por causa de los intensos trabajos de extracción de gas y petróleo en la zona desde 1920 hasta la década de los 60. Los residentes ya se habían acostumbrado a convivir con estos sumideros que, aunque inquietantes, parecían mantenerse estables. Pero imágenes de un satélite en órbita revelan que podrían producirse cambios nada tranquilizadores.
Un nuevo estudio realizado por geofísicos de la Universidad Metodista del Sur, en Dallas, han descubierto que estos sumideros masivos son inestables, ya que el suelo a su alrededor se está hundiendo, lo que sugiere que podrían representar un auténtico peligro en algún momento en el futuro.
Los dos agujeros parecen estar en expansión. Además, las áreas alrededor son inestables, con grandes zonas de subsidencia (hundimiento de la superficie), por lo que podrían colapsar o formarse nuevos agujeros. «Esta zona está densamente poblada, con instalaciones de petróleo y gas, tuberías de líquidos peligrosos y dos localidades. La intrusión de agua dulce puede disolver bajo tierra las capas de sal intercaladas y acelerar el derrumbe de los sumideros. Un colapso podría ser catastrófico», dice Jin-Woo Kim, responsable de estudio.
Las imágenes de satélite muestran que la acción del agua subterránea está haciendo más grandes los dos agujeros, mientras que las áreas cercanas también están mostrando signos de deformación, algo que los autores dicen que podría ser un «precursor alarmante» de peligros futuros.
Para Kim, la vigilancia de los agujeros es esencial: «La formación de estos agujeros ha sido previamente impredecible, pero la teledetección por satélite proporciona un gran medio para detectar la expansión de los sumideros actuales y el posible desarrollo de otros nuevos».