CIUDAD DE MÉXICO.- Los investigadores detectaron presencia de metales peligrosos como el cromo, níquel, hierro y plomo en el vapor de este tipo de cigarros, luego de reclutar y estudiar a 56 usuarios diarios.
El equipo de investigación analizó los metales de sus dispensadores de recarga, los depósitos de cigarrillos electrónicos y los aerosoles generados a partir de su uso.
Encontraron pequeñas cantidades de metales en los líquidos dentro de los dispensadores y concentraciones tóxicas en los vapores generados al calentar el líquido que contienen.
“Se observó que los niveles de plomo, cromo, níquel y manganeso eran elevados y ciertamente tóxicos cuando se inhalaba. La concentración media de plomo en los aerosoles fue cercana a 15 μg / kg, 25 veces mayor que el nivel medio en los dispensadores de recarga”, señalan.
Casi la mitad de todas las muestras de vapores tenían concentraciones de plomo superiores a los límites de salud establecidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
Los autores del estudio explican que las bobinas de calentamiento del cigarrillo electrónico generalmente están compuestas de níquel, cromo y otros metales, lo que indica que son la fuente clara de contaminación del metal.
Pero la fuente del plomo no está clara, según la Regla. “Todavía no sabemos si los metales se filtran químicamente de la bobina o se vaporizan cuando se calienta”, dijo la investigadora Ana María Rule.
“Es importante para la FDA [Administración de Alimentos y Medicamentos] y las compañías de cigarrillos electrónicos saber que las bobinas de calentamiento están filtrando metales tóxicos, que luego se inhalan”.
“La FDA prueba ninguno de los instrumentos de vapeo del cigarrillo electrónico que se fabrican en Asia”, reprochan en el estudio.
De acuerdo con los investigadores, la presencia de metales tóxicos en el cuerpo puede derivar en enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer de pulmón por plomo y níquel.
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