Según los estudios de diversos especialistas del comportamiento humano, se ha determinado que el alto índice de suicidios a nivel global se debe en una gran proporción a la falta de amor. Sí, parecerá algo risible y hasta usted que ahora lee podría decir que hasta obvio. Sin embargo, la obviedad no cabe en un mundo en el que la palabra amor es muy escasa y hasta podríamos decir que se encuentra en sitios exclusivos de venta y a muy altos precios.
El ser humano ha progresado a pasos tan agigantados, que en su voracidad por tenerlo todo ha olvidado que la verdadera aspiración del hombre es justamente evolucionar y progresar en bien de su misma especie y no contra ella. Desafortunadamente vivimos en un planeta absolutista en el que cada uno va buscando su propio beneficio. Se va por la vida puliéndose tratando de adquirir un brillo tal, que pueda encandilar al prójimo al grado de hacerlo trastabillar y caer.
Los índices de mortandad, porque ya se le puede llamar así debido a la enorme cantidad de decesos, bajarían escandalosamente si tan sólo miráramos a un lado nuestroy brindáramos una sonrisa, extendiéramos nuestra mano para dar un saludo, o que nuestros pasos fueran lentos al mal y presurosos al bien. Existen tantas cosas sencillas y vitales que podríamos ejercer y en tal acción evitar el deseo de quien menos imaginamos, al suicidio.
Decir que somos felices es muy válido; de hecho nuestra misión en la vida es justamente esa, cursar nuestro tiempo aquí envueltos en una atmosfera benigna… pero no todos corremos con esa suerte y es nuestro deber como humanos el prestar atención al vulnerable emocionalmente hablando.
Es curioso, pero muchos de los que optaron por dar por finiquitada su existencia, buscaban con quien conversar. Las redes sociales están llenas de eso. Lamentablemente muchos toman a mofa esas sencillas frases previas a la muerte como:
“¿Alguien para platicar? “¿Alguien sigue ahí”
El bullying como causa de abuso, es una fenomenología con la que el mundo no ha podido lidiar. Campañas de respeto van y vienen pero estas no han tenido esa fuerza reflexiva. Para mala fortuna de muchos, las redes han tomado una parte importante en toda esta tragedia.
Por otro lado y de un modo más trágico, otros estudios revelan que cada cuarenta segundos una persona se quita la vida en el mundo. Ya lo dijimos, la causa principal radica en la ausencia de afecto interpersonal. Bien podríamos hablar de la falta cariño en el círculo principal de la sociedad, como lo es la familia, hasta la carenciade sentimientos afectivos en quienes consideramos nuestros amigos. Pensemos un poco, casi a cada parpadeo un ser humano afectado por la soledad o por no poder enfrentar tal o cual situación se quita la vida.
Si navegamos estadísticas adentro, son los jóvenes entre 15 y 25 años los que buscan con más ahínco y con reservada intención un método eficaz para privarse de la vida. Artilugios existen muchos, pero igual también otros tantos métodos de pararlo.
Hoy la depresión que ha llevado a muchos a la muerte no tiene una edad especifica. Si bien es cierto que ataca principalmente a los adolescentes, una gran cantidad de padres de familia y hasta ancianos han sucumbido ante esta terrible situación. Los varones, en su gran mayoría son atacados por el lado de la economía y los adultos mayores por la horrible soledad y abandono a la que son sometidos por sus hijos.
Las razones que una persona puede tener para optar por dejar de lado la existencia pueden ser muchas. Entre las más conocidas está el padecer esquizofrenia, consumo de drogas, depresión, trastorno bipolar, cuestiones de estrés o problemas económicos.
No olvidemos que las personas con propensión al suicidio pasan años intentando escapar de aquello que les parece agobiante.
Paremos el reloj, bajemos las cifras. Hagamos cuanto esté de nuestra parte por parar esta hecatombe social que envuelve a nuestra juventud. Rasquemos en nuestro fuero interno y veamos las fallas personales que puedan estar mermando la autoestima, el valor propio o la actitud en nuestros hijos. Piénselo, 40 segundos, casi un parpadeo. Hoy es fulano o zutano, mañana puede ser mi padre, mi hijo, yo mismo.
Es un hecho que el que piensa en huir de este mundo por medio del suicidio cree que al hacerlo le hace un bien a la sociedad, a su familia y así mismo. Es un asunto que por delicado requiere ayuda médica y claro, la mejor ayuda es la que se puede brindar en el hogar.
40 segundos, un parpadeo y ya luego nada. Adieu.