CD. DEL VATICANO.- Poco ha cambiado a lo largo de las décadas en el estricto ceremonial de este evento (del latín ‘cum clave’, o con llave), el ritual por el que los cardenales electores, “guiados por el Espíritu Santo” y aislados del mundo, se encerrarán a partir del 7 de mayo en la Capilla Sixtina para realizar la elección secreta. Aquí presentamos los detalles de cada ceremonia, y las horas.
6 de mayo: La cena
La tradición dicta que todos los cardenales electores, que en este caso serán 133, después de que dos dijeran que no asistirán por motivos de salud, se trasladarán la tarde anterior al inicio del cónclave a la Casa de Santa Marta, la residencia en el interior del Vaticano donde vivió Francisco, para cenar juntos. Desde ese momento permanecerán aislados del mundo, totalmente incomunicados.
7 de mayo: Primera votación
En la mañana del 7 de mayo, el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, celebrará la misa “pro eligendo Papa”, abierta a todos los fieles en la basílica de San Pedro. Será a las 10:00 a.m., hora de Roma (2:00 a.m. en México)
Por la tarde los cardenales electores irán en procesión a la Capilla Sixtina, invocando la asistencia del Espíritu Santo con el canto del Veni Creator. Será a las 16:30, hora de Roma (8:30 a.m. en México).
Al final del juramento dentro de la Capilla Sixtina, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas, Diego Ravelli, proclamará el ‘Extra omnes’ (todos fuera) y se cerrarán las puertas. Solo los cardenales electores permanecen dentro. Entonces se procederá a una primera votación que podría empezar a indicar el rumbo de la elección.
El primer día, solo habrá una votación.
El procedimiento de votación
Los Maestros de Ceremonias dan al menos dos o tres papeletas en blanco a cada elector y salen de la Capilla Sixtina. Cada cardenal llena en secreto la papeleta, escribiendo “claramente, con una letra lo más reconocible posible, el nombre de la persona que elige”. Después, dobla la papeleta por la mitad y, sosteniéndola en alto y claramente visible, se dirige al altar, cerca del cual se encuentran los tres escrutadores.
El cardenal jura: “Invoco a Cristo el Señor, que me juzgará, por testigo de que mi voto se da a quien, según Dios, creo que debe ser elegido”. Coloca la papeleta en un plato y la desliza dentro de una cáliz, utilizado como urna. Se inclina ante el altar y regresa a su asiento
Al final de la votación, el primer escrutador sacude la urna varias veces para mezclar las papeletas y el tercer escrutador transfiere las papeletas, una por una, a otro cáliz. Si el número de papeletas corresponde al número total de electores, se procede al recuento.
Los escrutadores se sientan en una mesa colocada delante del altar. El primer escrutador abre una tarjeta y lee el nombre. El segundo repite el procedimiento. El tercer escrutador anota el nombre y lo lee en voz alta, luego perfora las tarjetas con una aguja y las une todas con un hilo.
El Camarlengo recoge las notas y redacta un acta con el resultado. Todos los papeles se queman en la estufa, con un aditivo químico para cambiar el color del “humo”.
Como el primer día habrá sólo un cónclave, al término del mismo saldrá el humo que indicará si hay o no Papa. En caso de que no haya, el humo será negro. Si es blanco, significa que se ha elegido un nuevo Pontífice. Para ello, se usan líquidos distintos: una mezcla de paja húmeda, perclorato de potasio, antraceno y azufre para el humo negro y una mezcla de clorato de potasio, lactosa y colofonia para el blanco.
Dado que en el pasado ha habido confusiones, porque el humo sale en tonalidad más bien gris por algún error, se decidió que además del humo blanco, cuando se ha elegido un Papa se hacen sonar las campanas, confirmando que hubo una decisión.
Hasta cuatro cónclaves diarios
A partir del segundo día, puede haber hasta cuatro cónclaves diarios: dos en la mañana y dos en la tarde.
Por la mañana, los cardenales celebrarán la misa en Santa Marta y después se trasladarán caminando, sin hablar con nadie, a la Capilla Sixtina, donde a las 9:00 horas locales (1:00 a.m.) rezarán él laudes. Inmediatamente después inicia el primer cónclave.
Cada sesión de dos votaciones produce una fumata: una alrededor de las 12:00 locales (cuatro a.m. en México, tras las votaciones matutinas), y otra a las 19:00 locales (11:00 a.m. en México, tras las vespertinas). Sin embargo, el humo podría salir antes de esas horas, lo que significaría que se ha elegido Papa en la primera votación de cada turno.
El ganador requiere de una mayoría absoluta de dos tercios de votos para ganar (89, en este caso).
Si al tercer día los cardenales no han tomado una decisión, se puede declarar una pausa para la reflexión y la oración.
A partir de entonces, cada siete votaciones pueden tomar un receso.
Si tras varias jornadas ningún candidato ha alcanzado la mayoría absoluta, los cardenales pueden optar por un balotaje, con dos candidatos más votados. El ganador debe obtener dos terceras partes de los votos. Podría darse el caso de que los cardenales decidan elegir al ganador por mayoría simple.
Un vez que hay un ganador, el elegido debe aceptar formalmente el rol ante el Colegio Cardenalicio y anunciar su nombre papal.
Luego, pasa a una antesala de la Capilla Sixtina, donde se pone los atuendos papales. La elección de la vestimenta es personal y es un primer indicio de cómo el nuevo Papa ve su rol.
Finalmente, desde un balcón de la Basílica de San Pedro se anuncia: “¡Habemus Papa! (Tenemos Papa), y el nuevo Pontífice sale a saludar.
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