COSTA RICA.- Opositores nicaragüenses fustigaron al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por “callar como momia” ante la “nueva farsa electoral” consumada por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, al manipular los comicios municipales de ayer en ese país centroamericano y expandir su monopolio político.
La referencia se produjo a propósito de una frase usada este año por López Obrador al acusar a sectores políticos europeos de que “callaron como momias” ante los fraudes electorales que se registraron en su contra en este siglo en México.
El mandatario también acusó este año a instancias de derechos humanos de las organizaciones de Estados Americanos (OEA) y de Naciones Unidas (ONU) de que “guardan silencio” y “callan como momias” cuando les conviene.
“López Obrador calla como momia sobre lo que sucede en Nicaragua: atropellos y violaciones de derechos humanos y, sobre todo, farsas electorales”, dijo el ingeniero industrial nicaragüense Jesús Tefel, dirigente de la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), una de las principales agrupaciones de la perseguida oposición de ese país, y asilado en Costa Rica.
“López Obrador calla como momia ante la inmensa cantidad de presos políticos (unos 225) en Nicaragua, la crisis humanitaria de represión, migración masiva a Estados Unidos, España, Costa Rica y otros países. No es congruente con la política exterior del Estado mexicano de compromiso a la defensa de los derechos humanos”, declaró Tefel a El Universal.
El presidente “alega que México no debe inmiscuirse en política interna de otros países. Pero la política exterior mexicana tiene un compromiso serio e histórico sobre los derechos humanos y la defensa de víctimas y personas vulnerables”, recalcó.
“Exactamente. López Obrador calla como momia ante la nueva farsa de los comicios municipales de este domingo en Nicaragua, con la que Ortega y Murillo violan los derechos humanos de los nicaragüenses”, afirmó el abogado nicaragüense Eliseo Núñez, exdiputado opositor, catedrático y asilado en Costa Rica.
“López Obrador pertenece a una izquierda con sesgo absolutamente inclinado a todo lo que es contra EU y Europa, un absurdo en estos tiempos de globalización”, aseguró Núñez a este diario.
López Obrador “es uno de los últimos dinosaurios de la política en América Latina. Cree que los europeos tienen obligación de defenderlo a él, pero él no se mira con la obligación de defender a poblaciones enteras que están siendo sometidas, simplemente porque el que gobierna es un amigo de la izquierda, como Ortega”, aseveró.
“Para todos los estándares ideológicos, el de Ortega es un gobierno ultraconservador y lo único que tiene en común con López Obrador en su pensamiento de izquierda es ser anti-EEUU y anti-Europa”, añadió.
Ortega y Murillo, que controlan los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral de Nicaragua y el aparato policial y militar, afianzaron su dominio tras las elecciones municipales de ayer en su afán de edificar un régimen de partido único, como el del Partido Comunista de Cuba (PCC), su socio político.
En una contienda sin verdaderos adversarios, el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), músculo partidista de la pareja, consolidó ayer su progresivo mando total en los 153 municipios de Nicaragua.
Unos 3.7 millones de nicaragüenses fueron inscritos para elegir a 153 alcaldes, 153 vicealcaldes y unos 6 mil concejales. El FSLN llegó a la consulta de ayer con el poder sobre 141 y se vislumbró que ganaría sin dificultades en la mayoría de los 12 restantes.
Tras sufragar, Ortega defendió la legitimidad y la transparencia de las elecciones municipales y adujo que la población nicaragüense sabe “que este voto es un voto por la paz, más allá del partido al cual se le deposita el voto, se está votando por Nicaragua y al votar por Nicaragua, se está votando por la paz”.
Ortega y Murillo gobiernan desde 2007 y se reeligieron para un cuarto quinquenio consecutivo en los comicios de hoy hace un año, que se realizaron también sin rivales reales, con el liderazgo opositor encarcelado, arresto domiciliario o exilio, con partidos clausurados, con censura de prensa y cierre de medios periodísticos y sin observación electoral independiente.
La OEA aprobó, el 13 de noviembre de 2021 y por 25 votos, una resolución que determinó que esas elecciones carecieron de “legitimidad democrática”. En un hecho lamentado por los opositores nicaragüenses, México se abstuvo de apoyar la declaración de la OEA, que llevó a Nicaragua a salirse de ese organismo al acusarlo de intervenir en sus asuntos internos.
Nicaragua se hundió desde abril de 2018 en una profunda crisis política e institucional con multitudinarias protestas antigubernamentales que exigieron la dimisión del dúo presidencial, que respondió con una intensa represión policial y alegó que logró repeler un intento terrorista de golpe de Estado de los opositores con apoyo de Washington.
En la jornada de ayer participaron cinco partidos supuestamente opositores, ya que se les calificó de colaborar con Ortega y Murillo para aparentar que en Nicaragua hay una auténtica oposición con opciones de competir con el FSLN y sus aliados.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instancia autónoma de la OEA, anticipó el viernes anterior que en Nicaragua se carece de “condiciones mínimas necesarias” para realizar comicios libres y justos.
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