TAIWÁN.- La visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán, encendió la ira de China, que acusó que se trata de una “violación de su soberanía” y que habrá consecuencias.
Desde hace semanas, cuando surgieron las versiones de que Pelosi podría incluir en su gira por Asia a Taiwán, un territorio que China considera suyo, se desató la polémica.
El presidente Joe Biden aseguró que no hay cambio alguno de parte de Estados Unidos hacia China, que respeta la política de “una sola China”. Sin embargo, Biden mismo ha señalado que Estados Unidos está dispuesto a cumplir su compromiso de defender a Taiwán, incluso “por la vía militar”, en caso de una agresión directa de Beijing.
China, por su parte, había advertido a Washington que evitara “jugar con fuego” y que el gobierno de Xi Jinping no se quedaría “de brazos cruzados” ante la provocación estadounidense, que es como ve la llegada de Pelosi a Taipei.
Hasta qué punto está dispuesta China a responder, está por verse. Por lo pronto, previo a la llegada de Pelosi, aviones chinos sobrevolaron Taiwán, y China anunció ejercicios militares “selectivos” en los alrededores de la isla, incluyendo fuego real y el cierre del espacio aéreo.
Estados Unidos está preparado para cualquier eventualidad, con la presencia en la zona del portaaviones USS Ronald Reagan y el barco anfibio USS Tripoli, con cazabombarderos F-35, listos para operar.
Pelosi insistió a su llegada que se trata de una visita de solidaridad, de una muestra de apoyo a Taiwán frente a lo que llama “amenazas” de China. También dijo que la política de Estados Unidos se mantiene. Pero no solo se trata de la presencia del funcionario estadounidense de más alto rango en 25 años, sino de uno que ha sido un gran crítico de China, particularmente en materia de derechos humanos y de su relación con Taiwán, cuyos ciudadanos reclaman la independencia.
Algunos ven, en esta visita, un mensaje que la Casa Blanca está enviando a China, de que está dispuesto a actuar, y de que no está nada satisfecho con el apoyo que Beijing está dando a Rusia en el marco de la guerra con Ucrania.
Biden tenía poco margen de acción para detener la visita de Pelosi, prometida desde abril pasado, porque no solo republicanos, sino también demócratas, le reclamaban no ceder ante la presión china para que el viaje no se realizara.
Por ahora, parece muy poco probable que la visita, por sí misma, desate una nueva guerra. Sin embargo, coloca las relaciones de Estados Unidos, siempre tensas, al límite. Sin contar con el impulso que la presencia demócrata da a los anhelos independentistas de Taiwán, que tanto teme China.
Este lunes, en la Conferencia de No Proliferación, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió que el mundo enfrenta una crisis geopolítica tal que el más mínimo error puede desencadenar una guerra, incluso de carácter nuclear. Un error como es visto, por muchos, la visita de Pelosi a Taiwán.
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