FLORIDA.- Medios locales reportaron el arresto de Andrew Ross Celaius, de 37 años, acusado de haber torturado a la hija de 2 años de su novia en múltiples ocasiones. El sujeto grabó en su celular todos los actos.
Según autoridades, el nivel de tortura era tan severo que fue calificado como una pesadilla. En imágenes obtenidas por equipos de vigilancia dentro de la casa, el hombre llegó a quemar a la niña con un soplete, a golpearla con un collar de perro y a arrojarle botellas de agua mientras dormía.
En otras imágenes, recuperadas también de su teléfono celular, el acusado puede ser visto usando una máscara de hombre lobo mientras atormenta a la pequeña.
Luego de que la novia de Celaius llevara al hospital a la bebé por lo que creía era tiña, fue cuando se abrió la investigación al descubrir que la menor no sufría de eso, sino de las terribles secuelas del abuso infantil.
Las quemaduras y golpes en todo su cuerpo hicieron evidente el terror por el que la bebé estaba pasando junto a la pareja de su madre. La niña tenía moretones en la espalda, los brazos, el estómago, los codos, las piernas y la frente, así como un moretón en la garganta que se parecía a una quemadura de cuerda.
La madre, Maranda Lyn Mixson, de 28 años, está cooperando con los investigadores, pero no ha sido acusada. Inicialmente fue arrestada por negligencia y puesta en libertad bajo fianza.
Celaius fue arrestado inmediatamente y las autoridades están tratando de determinar si hubo o no abuso sexual involucrado. Eric Furnans, un presunto cómplice, también fue arrestado, sin embargo se dice que destruyó toda la evidencia que inculpaba a Celaius.
El agresor fue encontrado colgado en su celda, sin embargo, fue llevado con vida al hospital donde se encuentra estable. Está acusado de violación de libertad condicional, posesión de armas, posesión de marihuana, seis cargos de abuso infantil agravado, cuatro cargos de abuso infantil y tres cargos de posesión de una sustancia controlada.
Celaius fue acusado del asesinato de un niño pequeño en 2006, pero fue declarado inocente. La víctima, el pequeño Kyler Janes, fue hospitalizado con moretones por todo el cuerpo y hemorragias en los ojos y el cerebro. Murió poco después.
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