CIUDAD DE MÉXICO.- Bibiana Carrillo siempre quiso ser madre. Por muchos años intentó concebir un hijo con su esposo, Juan Jaime Hernández, pero nunca logró embarazarse. Probó tratamientos de fertilidad como última opción y tampoco tuvo éxito.
En 2016, una familiar de ella quedó embarazada y no quería tener al bebé. Su idea era abortar lo antes posible y Bibiana, al enterarse de la noticia, pensó: “¿Cómo es que hay gente como yo que no puede tener un hijo y otras mujeres que quieren deshacerse de uno?”
Y no es que Bibiana esté contra el aborto, sino que esta situación particular, considerando su condición de infertilidad, le causó una gran tristeza y lo único que pudo decir a su familiar fue que ella y Juan Jaime se harían cargo del bebé.
Esta determinación, dijo, la tomó en un momento en el que sus ideas y sentimientos eran confusos, pero estaba segura de que podía ofrecerle un hogar y una familia al bebé.
“Esa noche platiqué con Jaime, le expliqué lo que ya había decidido. Primero él dudó y después aceptó sin ningún problema porque sabía que yo quería ser mamá y esta oportunidad podría ser la última”, señala Bibiana, de 42 años.
De esta forma, las dos parejas involucradas, ambas residentes de la alcaldía de Cuajimalpa, platicaron sobre la forma en que el proceso se llevaría a cabo.
Juan Jaime tenía claras dos cosas: que todo debía ser legal y que no habría marcha atrás en este acuerdo. “Nos daba más certeza tener asistencia jurídica, pudimos contactarnos con una juez del Registro Civil para que nos explicara los procesos y nos contactó con un abogado”, cuenta.
Así, mientras el bebé crecía en el vientre de su madre, Bibiana y Juan Jaime investigaron todo lo que pudieron sobre la adopción y se prepararon para el nacimiento del bebé.
El pasado 24 de octubre de 2017 nació una niña a la que llamaron Emilia. A partir de ese momento la pareja enfrentó la parte más difícil de la adopción: los trámites.
Bibiana y Juan Jaime se sometieron a las entrevistas, a pruebas sicológicas y a exámenes socioeconómicos que marca la ley, de los cuales la pareja obtuvo buenos resultados.
Cuentan que su experiencia no ha sido la mejor, pues aseguran que tras varios meses de no tener algún avance en el DIF-CDMX, ellos son los que llaman e insiten para que les den la última constancia que acredita a Emilia como su hija adoptiva.
“Nos hemos dado cuenta de que hay mucha negligencia y mucha burocracia. Creo que eso debe acabar, porque si bien es cierto que ellos ven que las familias que desean adoptar sean buenas para los niños, también deberían agilizar las cosas”, dice Juan Jaime.
Mientras todos los procesos legales se solucionan, Bibiana disfruta de ser madre. Emilia llegó a cambiar su vida y le dedica una enorme atención a su desarrollo: “Ella tiene una familia, un hogar y unos papás que la aman”.
Agregó que cuando la niña crezca, le contarán cómo se dio su adopción y si ella quiere volver con su madre biológica, aceptará su decisión.
Dice que se esfuerza todos los días para que, llegado ese momento, Emilia elija la mejor opción.
“A pesar de esta situación creo que, como dicen, padres no son los que engendran, sino los que crían y dan amor y cariño. Nosotros somos sus padres y estamos contentos y bien”, mencionó Juan Jaime durante la entrevista efectuada el pasado jueves 19 de septiembre. Lamentablemente, el hombre murió un día después a causa de un derrame cerebral.
La vida no le alcanzó para ver cumplida su mayor ilusión: ser legalmente el padre de Emilia. Por dos años esperó a que el DIF-CDMX le diera una respuesta.
Por su parte, Bibiana no se rinde y con ayuda de su abogado continúa adelante con el trámite, en espera de que por fin se resuelva la situación de Emilia.
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