Millones de brasileños inundaron las calles el fin de semana para celebrar el carnaval, uno de los eventos más importantes y esperados del año en el país, pese a que se declaró una alerta sanitaria provocada por el virus Zika.

Las precesiones callejeras, fiestas y desfiles transmitidos por televisión, que son el plato fuerte del festival, ganaron fuerza el domingo, pese a que funcionarios de salud enfrentan un brote que habría infectado a hasta 1.5 millones de personas y podría estar vinculado a malformaciones en más de 4 mil bebés y fetos.

Las noticias de que el Zika ha sido detectado en muestras de sangre, saliva y otros fluidos corporales de pacientes infectados con el virus no harían mucho por reducir el entusiasmo del festival.

Más de un millón de personas salieron a las calles de Río de Janeiro y capitales del noreste del país como el Salvador y Recife. Entre los disfraces más excéntricos figuraban hombres vestidos como mosquitos.

Un instituto de salud local dijo el viernes que el Zika fue detectado en muestras de saliva y orina de dos pacientes infectados por este mal y anunció que se necesitan más estudios para determinar si esos fluidos pueden transmitir la infección.