Bici-ambulancias: Atención médica va en dos ruedas

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Oaxaca.— Los paramédicos Judith Treviño y Felipe Salinas conducen su ambulancia en medio de una manifestación y del tráfico de la ciudad de Oaxaca. Van tan rápido como pueden: las calles se cierran una a una repletas de vehículos; logran pasar uno de los cruceros viales, pero de un momento a otro ven cómo un autobús atraviesa la avenida: ya era tarde, el camino estaba bloqueado.

Ambos piensan en dar vuelta y regresar. Imposible. El sonido estridente de la sirena de la ambulancia en la que viajan no es suficiente para abrirse paso.

Están atrapados en medio de un bloqueo carretero, tan comunes en la ciudad capital. Llevan a un paciente grave, pero no por ello los manifestantes acceden a permitirles el paso.

Judith y Felipe deciden detenerse por completo, abrir las puertas de la ambulancia y mostrarles a los manifestantes el estado del paciente; finalmente, los dejan pasar.

Ese día, estos paramédicos concibieron la idea de un modelo alternativo de atención prehospitalaria, un transporte que pudiera pasar a través de los constantes bloqueos de la ciudad y del tráfico cotidiano. La mejor solución que encontraron: la bicicleta.

Desde entonces, Judith y Felipe trabajaron en la creación de las unidades Bravo Alpha, que son dos bici-ambulancias equipadas para prestar el servicio de atención prehospitalaria; trabajan en binomio: una bicicleta lleva el equipo de traumatología y otra, el equipo de vía aérea. Ambas son parte de la Asociación Civil Brigada de Rescate y Salvamento de Oaxaca (BRYSO).

El concepto de una bici-ambulancia lo retomaron de un modelo de éxito en el continente africano. En ese sentido, para crear el primer binomio compraron la bicicleta más económica que pudieron, una de montaña de gama baja, y reacondicionaron una antigua bicicleta tipo vagabundo que pertenecía a Judith.

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A estas unidades las llamaron Bravo Alpha, nombre que establecieron con las letras del alfabeto numérico que corresponden a la B, de bicicleta (Bravo), y A, de ambulancia (Alpha).

El resultado habla por sí mismo. El tiempo de reacción de estas unidades es de 10 minutos máximo, contando a partir del momento en el que el sistema de emergencias 911 les solicita el servicio; en comparación, una ambulancia tradicional suele tardar entre 20 y 30 minutos en llegar al sitio de auxilio, según el tráfico vehicular que exista.

En promedio, cada operador recorre 15 kilómetros diarios a bordo de sus unidades Bravo Alpha, cargando en su bicicleta aproximadamente 30 kilogramos de peso en equipo.

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Ambas cuentan con material especializado, como sueros, ambu (bolsa, válvula, mascarilla), férulas moldeables, collarines cervicales y oxígeno.

Incluso, cuentan con un desfibrilador, lo que convierte al área de servicio de las Bravo Alpha en una zona “cardioprotegida”, esto quiere decir que todo el personal está entrenado en el manejo avanzado de reanimación cardiopulmonar, manejo de carro rojo y tienen capacitación en arritmias letales.

“Esta atención es únicamente dada en una ambulancia de Terapia Intensiva o en una sala de Urgencias de choque, pero nosotros ya lo hacemos en la calle y eso nos ha puesto a nivel de los grupos de atención de urgencias de primer mundo”, asegura Felipe.

“Llegamos, atendemos, estabilizamos; si no necesita ambulancia se le dan recomendaciones y nos retiramos. Se ahorra combustible, contaminación y, sobre todo, reducimos tiempo de respuesta”, agrega Judith.

En caso de que la persona necesite un traslado en una ambulancia de motor dan aviso al 911, pero ese tiempo, explican, no es perdido, porque ya está actuando Bravo Alpha. “A lo mejor la ambulancia tarda 30 minutos en llegar, pero la persona ya está siendo atendida”, detalla Judith.

El 28 de octubre de 2017, después de muchas horas de trabajo, el primer binomio de bici-ambulancias estaba listo y equipado. Los paramédicos se reportaron al 911 como usualmente lo hacían y a las 19:00 horas recibieron el primer llamado de auxilio.

“Cuando llegamos, empezamos a dar la atención, sacamos todo el equipo y el oficial que se encontraba ahí volteó y miró las bicicletas. No entendía lo que estaba sucediendo, porque traían luces y sirenas, pero no captaba. El esperaba ver, a lo mejor, una motocicleta u otra cosa”, recuerda Felipe.

Con el tiempo, la bicicleta vagabundo fue dada de baja con honores y tuvieron la oportunidad de adquirir una nueva bicicleta electroasistida, lo cual les permite aminorar la carga del equipo en subidas pronunciadas.

Al ser un equipo de servicio voluntario no cuentan con ingresos fijos. Para financiar el equipo y los materiales necesarios se valen de donaciones económicas o en especie, y en ocasiones también realizan boteos, pues todos los servicios que brindan son gratuitos. “Bravo Alpha es gracias al apoyo de la gente”, dice Judith. “Sobre todo, se mantiene por el buen corazón del ciudadano”, recalca Felipe.

Capacitación

Además de recorrer el Centro Histórico de Oaxaca dando atención en las unidades Bravo Alpha, los paramédicos también imparten capacitación en primeros auxilios y atención prehospitalaria a través del Centro Nacional de Capacitación en Emergencia.

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Como parte de esta iniciativa de enseñanza, durante 2019 se vincularon con el programa federal Jóvenes Construyendo el Futuro y así capacitaron a 40 de ellos en un año para que se convirtieran en técnicos en atención médica prehospitalaria.

De ellos, actualmente 28 se encuentran laborando en trabajos afines a su formación.

Cristian Daniel Pérez Castro, quien fue beneficiario de este programa, recuerda que, como él, la mayoría no tenía conocimientos previos en medicina ni en primeros auxilios.

Por eso le da satisfacción poner en práctica todo lo aprendido, ahora como voluntario de las unidades Bravo Alpha.

“Tengo la teoría, quiero seguir la práctica; quiero seguir con esto y sólo en la calle viendo y haciendo voy a aprender, por esa razón me quedé como voluntario. Le he agarrado amor a esto, y cariño a Judith y a Felipe, por eso estoy aquí”, afirma.

Innovar y reinventarse es una constante en el binomio, y en 2020 no fue la excepción, pues la pandemia de Covid-19 los obligó a buscar nuevas formas y alternativas para poder brindar servicio a personas contagiadas, minimizando los riesgos.

“Fuimos el único grupo que salía a apoyar durante la pandemia, porque equipamos una de nuestras bicicletas, traemos trajes tyvek, incluso la capsula.

“Salíamos con aspersores para desinfectar la zona y hacer el servicio de urgencia de Covid”, apunta Felipe.

Debido a los altos costos de una cápsula de aislamiento, ellos crearon una con hule cristal y cinta americana, en la que invirtieron mil 500 pesos.

A pesar de que el trabajo que realizan es en beneficio de la sociedad, Judith y Felipe se enfrentan diariamente a diversos retos: automovilistas que no ceden el paso, falta de ciclovías y conflictos con el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.

Recientemente, además, enfrentaron el robo de gran parte de su equipo, pues el 20 de diciembre la ambulancia de motor de BRYSO fue saqueada.

Robaron la sirena y tanques de oxígeno portátiles de las unidades Bravo Alpha, así como botiquines equipados con baumanómetro, estetoscopio, glucómetro, oxímetro y termómetro infrarrojo, entre otras cosas.

Para recuperar lo robado, Judith y Felipe organizan una rifa y venden productos desinfectantes. Saben que será difícil adquirir el equipo de nuevo, pero se mantienen optimistas.

(EL UNIVERSAL)

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