El gobierno de Austria anunció este lunes que será derribada la casa donde nació Adolfo Hitler en 1889 y que en su lugar será construida una nueva edificación.

El ministro del Interior, Wolfgang Sobotka, afirmó que una “completa remodelación arquitectónica es necesaria para prevenir en un futuro que sea asociada al simbolismo que tiene el edificio”.

En efecto, en los últimos años ha habido una dura batalla legal para comprar el edificio a su actual dueña con el fin de evitar que esa construcción siga siendo un lugar de visita obligada de grupos neonazis.

“La casa de Hitler será destruida. Las bases permanecerán, pero será construido un nuevo edificio. Será usado por una organización de caridad o por autoridades locales”, señaló el ministro Sobotka.

Otro de los temores ha sido el hecho de que los neonazis terminen convirtiendo la casa del exgobernante en un sitio de peregrinación, algo que las autoridades austriacas quieren evitar.

Batalla legal

El antiguo hogar de Hitler está ubicado en la localidad de Braunau, en el oeste del país, y en los últimos años hubo una batalla legal con la actual dueña, Gerlinde Pommer, que se ha negado a venderle la edificación al gobierno.

Aún se desconoce cuál fue el acuerdo, pero se cree que la solución definitiva fue la compra compulsiva del edificio, un mecanismo legal que le permite al gobierno confiscar bienes raíces a sus dueños.

Días atrás se había hablado solo de remodelar la estructura para evitar el creciente turismo neonazi, especialmente de grupos de extrema derecha provenientes de Europa Oriental y Rusia.

Otra idea que había sido descartada por completo era convertir la casa en un museo, por respeto a las millones de víctimas del holocausto nazi.

El gobierno había estado pagando la renta de la casa a la actual dueña con dinero de los contribuyentes, más de 4,000 dólares al mes, para mantenerla vacía, luego de que se inició la disputa legal. De hecho, ha estado vacía desde 2011. Antes de esa fecha, el gobierno la usaba como centro para personas con discapacidades.

Sin embargo, cuando el gobierno quizo remodelar la edificación, la dueña se negó, lo que dio inicio a la disputa.

Durante el Tercer Reich fue un lugar de peregrinaje de miles de personas leales al nazismo. En los últimos años ese peregrinaje se ha incrementado, lo que llevó a las autoridades a ordenar su demolición con el fin de no asociar al país con la figura de Hitler.