CIUDAD DE MÉXICO.- “Me duele mucho el estómago, creo que es una infección”, expresó Claudia. La solución fue tomarse un antibiótico que su madre le recomendó por la experiencia: “Tómalo, a mí me funcionó, y con las pastillas que me sobraron seguro te alivias”, aseguró la señora Isabel.
A casi tres años de aquel suceso, todos los integrantes de la familia Álvarez Cruz han presentado resistencia bacteriana, es decir, que cuando ha padecido una infección, los antibióticos no sirven para curarlos.
Carlos Eduardo Pérez Díaz, jefe del Servicio de Infectología en el Hospital Universitario de La Samaritana, en Bogotá, Colombia, y Rafael Ricardo Valdez Vázquez, infectólogo del Hospital Ángeles en México, advirtieron en entrevista con EL UNIVERSAL que si no se trabaja en la educación y buenas prácticas sobre la ingesta de antibióticos, para el año 2050 morirán más personas a causa de bacterias que por enfermedades crónicas como cáncer, diabetes o alguna otra como VIH, “es más probable que mueran millones de personas por bacterias extremadamente resistentes, que por estas afecciones”.
En febrero pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su primera lista de patógenos prioritarios que son resistentes a los antibióticos, en la que se incluyen las 12 familias de bacterias más peligrosas.
Esta lista se creó a fin de promover la investigación y desarrollar nuevos antibióticos para combatir el creciente problema mundial de la resistencia a los antimicrobianos; sin embargo, Carlos Pérez Díaz señaló que de nada servirá la creación de nuevos fármacos si la población los consume indiscriminadamente: “Hay que promocionar y concientizar a la gente para que existan buenas prácticas en el uso de antimicrobianos, en la identificación adecuada de las infecciones, en el tratamiento correcto de las mismas, optimizando los antibióticos y, sobre todo, promoviendo el uso adecuado o el no uso de estos, porque cuando una persona que no los necesita los ingiere, lo único que ocasiona es que las bacterias en su organismo se hagan resistentes”.
Bacterias mutan. Rafael Valdez detalló que la resistencia bacteriana es, primero, un evento genético, en el cual la bacteria muta; después se convierte en un proceso de selección, cuando una persona usa antibióticos, los microorganismos ya no son atacados. Al final, se convierte en un evento epidemiológico, porque la bacteria se va dispersando por diversas regiones en el mundo.
Los microorganismos son conocidos como patógenos porque generan enfermedades que representan problemas de salud pública, debido a su resistencia. Existen bacterias como Acinetobacter Baumannii, Pseudomona Aeruginosa, Staphylococcus Aureus, Clepsiela Neumonia, Escherichia coli, estreptococo y tuberculosis que se relacionan con infecciones de la comunidad o se adquieren en hospitales. Estos organismos pueden encontrar nuevas formas de resistir a los tratamientos convencionales y pueden transmitir material genético que permita a otras bacterias hacerse resistentes a una gran gama de fármacos.
Según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la resistencia antimicrobiana en México resulta tan preocupante como otras afecciones tales como la malaria, tuberculosis, cáncer o Sida.
Con respecto a la red de vigilancia en hospitales, se estima que hasta 30% de las infecciones que se adquieren en estos centros es ocasionada por una bacteria resistente a un antibiótico, lo que impacta no sólo en el paciente, sino en los costos de hospitalización, los cuales incrementan porque se requieren otro tipo de microbacterianos.
Otros factores de riesgo que pueden llegar a asociarse al desarrollo de una enfermedad como una bacteria multiresistente son la inmunosupresión en adultos mayores, pacientes que necesitan de cuidados crónicos o que acuden a servicios de hemodiálisis.
Pérez Díaz consideró que lo más importante es que la gente que usa antibióticos deje de creer que estos “son el remedio para todo mal. Estamos tan acostumbrados a oír ‘dame penicilina, ampicilina para una infección’, pero no sabemos que la automedicación deriva en complicaciones”.
En el país, desde 2010 entró en vigor la política de uso de antibióticos que prohíbe la venta de estos fármacos sin receta médica, pero el especialista en Infectología, Rafael Valdez, aseguró que se necesitan mejores sistemas que ayuden a regular la ley y se tenga la certeza de que se cumple, “porque las auditorías muestran que el consumo de antibióticos va en aumento”.
Educación, mejor arma contra resistencia antimicrobiana. Hay tres niveles en donde debe prevalecer la educación con respecto al uso de los antibióticos. Primero, a nivel médico, no se deben prescribir estos fármacos a menos de que sea necesario; dos, a nivel social, la gente debe ser responsable de su salud y no ingerir medicinas sin receta médica, por último, la educación en un nivel de mercado se deben evitar las malas prácticas en la compra–venta de antibióticos, “de nada sirve que existan políticas regulatorias si no se respetan”, expresó Pérez Díaz, infectólogo de Bogotá.
Los expertos aseguran que se deben crear campañas de concientización de las buenas prácticas en el uso de antibióticos, además de la identificación adecuada de las infecciones para poder brindar un tratamiento correcto.
Agenda 2020. La alerta que hace la OMS es de carácter mundial, porque se prevé que en 30 años los antibióticos existentes no sirvan para curar las infecciones más comunes que hay: “El llamado no es crear fármacos para nosotros, sino para nuestros hijos o nietos, ellos van a enfrentar la resistencia bacteriana”, subrayó Pérez Díaz.
En la actualidad existen alrededor de 12 familias de antibióticos, por cada una puede haber entre cinco y 15 medicamentos, lo que se pretende en los próximos años es desarrollar tres o cuatro nuevos antibióticos que bloquean la resistencia bacteriana.
La perspectiva hacía 2020 es la producción de por lo menos 10 nuevos antibióticos; sin embargo, Pérez Díaz afirma que esa no será la solución si no se logra una educación en el uso de estos medicamentos.
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