ESTADOS UNIDOS.- El nombre de Angelina Friedman, una abuela de 102 años, residente de Nueva York, Estados Unidos, debería incluirse en todos los diccionarios junto a la definición de la palabra sobreviviente.
Hace unos meses, parte de su historia llegó a los medios tras superar el Covid-19, sin embargo, esa no es la única vez que su vida ha estado en riesgo debido a problemas de salud. En la lista se pueden incluir la gripe española, el cáncer, hemorragias internas, sépsis y más recientemente una reinfección de coronavirus. A todo ello se ha recuperado.
En marzo después de estar en el hospital para un procedimiento médico menor, Angelina Friedman se infectó de Covid-19, enfermedad que a la fecha ha provocado más de un millón y medio de muertes en todo el mundo, la mayoría personas de la tercera edad.
El padecimiento la llevó al hospital por una semana, para después obligarla a aislarse en su casa con fiebre intermitente por varias semanas más. El 20 de abril dio negativo a la enfermedad y continuó con su vida.
Desafortunadamente, a finales de octubre, tras presentar fiebre y tos seca, encargados del hogar de ancianos donde reside le informaron a su familia que se había convertido en uno de los pocos casos registrados de reinfección por Covid-19.
Casi un mes después de su nueva infección, el 17 de noviembre su hija Joanne Merola recibió buenas noticias:
Aunque Friedman perdió la mayor parte de su audición y su visión es deficiente, sigue con vida. Pero su historia de supervivencia no se limita a la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
La abuela nació un barco que transportaba inmigrantes de Italia a la ciudad de Nueva York, en 1918, año el que surgió la pandemia de influenza que dejó alrededor de 50 millones de muertos en el mundo.
Su madre murió al dar a luz y sus dos hermanas la ayudaron a sobrevivir. Años después, Angelina y su padre fueron diagnosticados con cáncer al mismo tiempo, el señor murió.
Otros problemas de salud que han puesto su vida en riesgo han sido hemorragias internas, abortos espontáneos, sepsis y recientemente la reinfección de Covid-19. Pese a ello, Friedman no ha perdido su carácter alegre y su pasión por el tejido.
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