WASHINGTON.- A sólo un mes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump se preparan para un enfrentamiento electoral reñido y lleno de incertidumbre.
La contienda se ha caracterizado por tensiones y cambios inesperados, como la retirada de Joe Biden en julio y los dos intentos de asesinato contra Trump en Pensilvania y Florida, los cuales han consolidado la base electoral del exmandatario republicano.
Kamala Harris, la mujer que podría llegar a la Casa Blanca
Kamala Harris, quien asumió el liderazgo demócrata tras la salida de Biden, busca convertirse en la nueva figura del partido rumbo a la Casa Blanca.
Aunque se encuentra empatada o ligeramente por delante del magnate en las encuestas a nivel nacional, su apoyo en los estados clave, como Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin, podría ser decisiva para alcanzar los 270 votos electorales necesarios.
La vicepresidenta de Estados Unidos apela a la necesidad de una “nueva generación” de líderes en el país.
Su campaña se centra en un programa de políticas de centro que incluye la defensa del derecho al aborto, firmeza frente a la inmigración ilegal y mejoras para la clase media.
Durante el debate de septiembre, Kamala Harris enfrentó a su contrincante republicano con comentarios que buscaban herir su susceptibilidad, recordándole que los estadounidenses lo “echaron” en 2020.
Donald Trump, el magnate que quiere de vuelta el poder en EU
Por su parte, Donald Trump ha retomado el enfoque de sus campañas anteriores, presentándose como un antisistema y crítico de las élites de Washington.
Con un mensaje enfocado en la lucha contra la inmigración ilegal y la inflación, acusa a su rival de querer implementar políticas que, según él, están “sacadas directamente de Venezuela o de la Unión Soviética”.
El apodo “Camarada Kamala” se ha convertido en una de sus frases recurrentes en sus mítines, a los que asisten miles de simpatizantes convencidos de que el exmandatario es víctima de una persecución política.
La seguridad para estas elecciones se ha reforzado en los condados más disputados, con centros electorales protegidos por vallas y detectores de metales.
En el Capitolio, escenario del ataque del 6 de enero de 2021 por simpatizantes de Trump, se implementará un nivel de seguridad sin precedentes para la certificación de los resultados.
Con el antecedente de 2020, cuando Trump no reconoció su derrota, existe preocupación por la posible demora en la declaración de un ganador, especialmente si los márgenes de diferencia en los resultados son estrechos.
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