“A Peña lo que es de Peña y a Dios lo que es de Dios”

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Hace unos cuantos días tuve una doble experiencia en un conocido museo de la Ciudad de México. Por una parte pude contemplar palmo a palmo “Las dos Fridas” esa obra majestuosa de la gran Frida Kahlo. Contemplarla fue vislumbrar la maravilla de la fortaleza humana. El saber que una mujer que vivió en la adversidad política y amorosa (era comunista y Diego le engañaba cada que se le antojaba) tuvo la fortaleza para crear obras que dictan mucho de su alma, es algo tan potente que catapulta a cualquiera que así lo desee a ser mejor cada día. Tomarme el tiempo para admirar y analizar cada pincelada me alimentó espiritualmente… y es que una cosa es ver cromos en los libros de arte y otra muy diferente percibir el olor del óleo sobre la manta. Amo el oficio pictórico como amo la vida y es así como el ser humano va buscando por un lado o por otro aquello que le hará la existencia mucho más fina y tratable.

Por otro lado, en la misma capital del país, Confucio casi me persuade a ser Budista luego de que ni dos horas después de haber salido del museo de Arte moderno concluí de leer el cuarto libro de sus obras. Vivo de la cultura y eso me hace vivir mejor cada día. Vivo alimentado de las cosas que no son perecederas, por ello me siento tan motivado a vivir. Más de un filósofo me ha dicho por medio de sus escritos que la existencia va mucho más allá de banalidades fatuas y tiempos desperdiciados. El tiempo se consume en familia, fuera de eso todo es vano.

Pero, ¿a qué tanta retorica artística y religiosa?… bien, lo cierto es que tanto Frida como Confucio han sabido ganarse mi afecto; y lo han hecho justamente porque su labor es pura y dedicada lícitamente a lo que sabían hacer, una a expresarse por medio del pincel y otro a buscar la sanidad del alma… Zapatero a tu zapato, dicta el dicho popular y que en su creación acarrea mucha sabiduría… y es que si yo soy peluquero nada tengo que andar haciendo con una sierra eléctrica si lo de la carpintería no se me da ni a punta de pistola… a fuerza ni los zapatos entran y lo sabio es que cada cual se dedique a lo que fue llamado… No nos vallamos muy lejos, si usted vio “Cristiada”, no está de más decir que aún y cuando en la cinta no lo citan, fue un tal Francisco Orozco y Jiménez, arzobispo de Guadalajara quien comenzó a incitar a los fieles a oponerse a Venustiano Carranza por afanarse en poner en práctica las Leyes de reforma que Benito Juárez había promulgado. La decisión tomada por ese arzobispo lo único que causó fue una cruenta guerra cristera que dejó cientos de mexicanos muertos, entre fieles católicos y soldados del gobierno… pues qué les puedo decir… han pasado ya muchos años de aquella guerra cristera a la que el buen Plutarco Elías Calles puso fin con puño de acero y todavía existen curas que hablan de más… y qué bueno fuera que eso sucediera lejos, allá donde se establecieron las grandes culturas mesoamericanas, para nada, Raúl Vera López, el mismísimo obispo de la Ciudad de Saltillo quien, a parte de tratar ligeramente su llamamiento haciendo fiestas de disfraces, le ha dado por hablar de asuntos que nada tienen qué ver con su llamamiento religioso. Se ha encargado en hacer declaraciones tan livianas contra Enrique Peña Nieto al grado de llamarlo “Traidor a la patria”… Se desconocen sus fundamentos o el porqué de su afán en ocuparse en sus misas de hablar pestes de un partido político si el gobierno en sus parroquias es en muchos lugares deplorable.

Y es que aún y cuando declaramos a los cuatro vientos que somos libres de expresar lo que pensamos, ojalá y los predicadores fuesen tan buenos para motivar a sus ovejas a ser mejores ciudadanos y obedecer las leyes dictadas por su Dios disminuyendo así tanta violencia intrafamiliar y feminicidio en los estados del norte. Nadie desconoce que las normas del catolicismo están a la baja y que cada vez son más las personas que habiendo profesado una catolicidad de lo mismo de siempre, han emigrado a otras religiones en busca de  esa verdadera paz espiritual… somos un país laico y en tal posición libres de elegir por quien votamos sin ser compelidos a hacerlo… el día de las elecciones y dentro de ese privado en blanco decidimos por quien quisimos y no por el que el gerente de la empresa donde trabajo, el cura de la parroquia o el pastor del templo a donde asisto a aplaudir me diga… A Dios lo que es de Dios y a Peña lo que es de Peña, diría Cristo si al encontrárnoslo en la populosa avenida Colón de la ciudad de Monterrey le cuestionásemos si es bueno apoyar tal o cual partido político… los señores curas deberían ocuparse de sacar a sus fieles de la zona de tolerancia o de andar cometiendo tonterías por doquier; ocuparse de declarar la doctrina de salvación, de hablar de lo vital que es la fe, el arrepentimiento y el acercarse a Cristo y su sacrificio expiatorio, más en estos días santos; dedicarse a su llamamiento y dejar a los gubernativos hacer su labor, de cualquier forma las leyes reformistas que el buen Juárez instauró, esas seguirán les guste o no… hablar lo que no corresponde podría provocar un tumulto civil nada más porque a falta de espíritu o ánimo motivacional en la misa se pongan a hablar de lo que no les incumbe… asi es que así como supuestamente se han amarrado para conservarse castos y virtuosos (J ), sería bueno que tuviesen el valor, pero ahora de zurcirse los labios para dejar de comentar al amparo de una sotana sobre política… Les caería bien un poco de sensatez pues no falta un buen político que los tenga bien puestos y haga lo que Elías Calles,  cerrar los templos para que recen en el monte… en cierto modo sería algo prudente y al mismo tiempo sensato, al fin y al cabo ya lo dijo el buen sacerdote de Culiacán, no hace falta tener ídolos en los templos para adorarlos… o que les mande derribar sus iglesias como antaño los españoles a las culturas mesoamericanas y entonces sí se darán de topes contra el suelo… así que, mejor sería que atendieran lo suyo y dejaran al buen Peña Nieto gobernar a un país ya de por sí con muchos otros líos. Sería positivo que en sus sermones se hable, como debe de ser, de las bondades de Cristo y no de los errores de los partidos, que no se afanen en crear una nueva guerra cristera que lo único que provocaría es incrementar o dobletear la cantidad de muertos que de por sí ya tenemos en el país… Por lo pronto ocupémonos de ser mejores seres humanos, mejores ciudadanos y mejores cristianos, budistas, musulmanes o lo que bien nos plazca. Sin lugar a dudas un buen cambio de actitud nos llevará por mejores caminos, senderos de ricos pastos donde bien podríamos invitar a compartirlos con quienes seguramente se cobijarán en nuestra rica afabilidad… Adieu.