Crecen detractores de la energía eólica en EEUU con campaña “Salven a las ballenas”

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ESTADOS UNIDOS.- Ya sea por la preocupación real por los animales marinos o por las dudas sobre las energías renovables, el movimiento contra la energía eólica ha ido creciendo en la costa Este de Estados Unidos, y algunos intentan culpar del aumento de las ballenas encalladas al crecimiento de los proyectos de energía en alta mar.

Su intento de vincular ambas cosas parece estar teniendo eco, a pesar de que, según los científicos, no hay pruebas.

Cuando Lauren Brandkamp y su equipo de la organización sin fines de lucro Whale and Dolphin Conservation de Massachusetts llevan a cabo un rescate en una playa de la zona, una de las primeras preguntas que hacen los transeúntes es: “¿Ha sido el viento?”.

Los grupos de Facebook que se oponen con vehemencia a los proyectos eólicos en alta mar han ido creciendo, algunos citando las preocupaciones de NIMBY (Not in My Back Yard, “No en Mi Patio Trasero”) y otros afirmando que las turbinas eólicas en alza causan un daño real a las criaturas marinas o al medioambiente.

Los detractores de la energía eólica han organizado concentraciones en ciudades costeras, han colocado carteles con el lema “Salvemos a las ballenas” y han presentado demandas en un intento de enterrar los nuevos proyectos eólicos bajo unas tasas de litigio aplastantes.

El reciente aumento de ballenas varadas o muertas les ha dado más argumentos. De hecho, desde la costa de Virginia hasta Maine, en el extremo noreste, la región ha sido testigo de una mortalidad inusual entre las ballenas Minke del Atlántico, las ballenas jorobadas del Atlántico y las ballenas francas del Atlántico Norte, en peligro de extinción.

Esto ha coincidido con los esfuerzos de la administración de Joe Biden por aumentar los proyectos de energía eólica marina, frenar las emisiones y fomentar un cambio hacia las energías renovables.

Desde 2021, la administración ha aprobado 10 proyectos marinos a escala comercial. Tres parques eólicos marinos nacionales llevan varios años funcionando y otros tres están en construcción.

Sin embargo, los científicos no han encontrado pruebas que vincule el viento con la muerte de grandes mamíferos marinos. En cambio, apuntan a colisiones con buques en vías marítimas congestionadas, a enredos con redes de pesca y a enfermedades.

“Fuera de lugar”

“Me alegro de que ahora se preste tanta atención a las ballenas, pero está un poco fuera de lugar”, afirma Brandkamp, coordinadora de varamientos en Whale and Dolphin Conservation.

Según ella, los residentes locales y los bañistas suelen ser receptivos a las charlas de sensibilización sobre conservación que su equipo da durante los rescates.

En Internet, sin embargo, el discurso es más duro, con “más hostilidad, más escepticismo”.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) señala las interacciones con los barcos como la principal causa de los varamientos, y afirma que “no se conocen vínculos entre la muerte de grandes ballenas y las actividades eólicas marinas en curso”.

Ashley Stokes, directora de conservación de mamíferos marinos del Seacoast Science Center de Rye, New Hampshire, declaró a la AFP que, a pesar de las exhaustivas investigaciones, los científicos no han encontrado “pruebas que demuestren un vínculo entre ambos”.

“Los principales factores encontrados han sido las colisiones con barcos, los enredos y las enfermedades infecciosas”, dijo.

Barcos y calentamiento

Los activistas antieólicos sostienen que el ruido de la construcción de turbinas eólicas puede desorientar peligrosamente a las ballenas -que utilizan un sonar para orientarse- y provocar que encallen. Pero los científicos lo ponen en duda.

Douglas Nowacek forma parte de un proyecto de investigación de 10,5 millones de dólares encargado por el Departamento de Energía de Estados Unidos para investigar las “molestias de la construcción” -incluido el ruido- en torno a las actividades eólicas marinas a lo largo de la costa Este.

Nowacek dijo que ha visto a instaladores de turbinas eólicas utilizando el método de hincado de pilotes -martillar repetidamente pilotes de acero u hormigón en el lecho marino- en las proximidades de ballenas y, sin embargo, no observó “comportamientos manifiestos u obvios”.

No hay “prueba alguna de que las actividades eólicas en alta mar hayan provocado nada que se acerque siquiera a la mortalidad del petróleo”, afirmó.

Dijo que los topógrafos de la industria del petróleo y el gas utilizan una herramienta llamada pistola de aire sísmico, que es aproximadamente 10 mil veces más ruidosa que el martilleo.

Jenna Reynolds, directora de Save Coastal Wildlife en Nueva Jersey, declaró a la AFP que si los proyectos eólicos marinos “tuvieran un impacto, habría algún denunciante en algún lugar de Europa o Asia que dijera: ‘He visto cómo la energía eólica marina causa todos estos daños a ballenas, delfines o focas'”.

Tanto Reynolds como Brandkamp señalaron cambios en los ecosistemas marinos ligados al calentamiento de las aguas en las últimas décadas, con más especies que se desplazan hacia el norte, en áreas de navegación cada vez más concurridas.

“No estoy a favor ni en contra de la energía eólica marina”, afirmó Reynolds. Pero “me preocupa mucho el calentamiento global, porque está teniendo un enorme impacto en la fauna costera”.

“Sé que la energía eólica marina tendrá impactos. Nada es perfecto. (Pero) prefiero la energía eólica marina que las plataformas petrolíferas en el océano”.

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