COLOMBIA.- En el centro de Medellín, en Colombia, en un pequeño local del Pasaje Comercial Bancoquia, se encuentra ubicado el Taller de Relojería de Elkin Chaverra, un maestro relojero que mantiene vivo el arte y la profesión de reparar relojes.
Según el diario El Colombiano, Elkin empezó a reparar relojes a sus 14 años, pues su papá también era relojero. A media que pasaban los años, él mismo fue creando un amor más grande por convertir la restauración y reparación de relojes en un arte.
Es una de las pocas personas en Medellín que es capaz de restaurar piezas de relojería bastante complejas, raras y valiosas. Cuando todavía era un veinteañero, tuvo la oportunidad de trabajar en la joyería Tiffany, que hoy en día ya no existe. Allí arregló uno de los relojes más míticos de la historia, el reloj de 220 gramos de oro del narcotraficante Pablo Escobar.
En 1986, cuando todavía no se conocía la actividad ilícita de Escobar, llevó su reloj Rolex de 220 gramos de oro blanco, con un águila y repleto de diamantes a la joyería. Elkin fue el encargado de repararlo y dejarlo como nuevo. Asimismo, ha tenido la oportunidad de reparar reliquias muy importantes, pues en sus manos también sostuvo una de las piezas más antiguas y con más historia de su familia.
Según el mismo medio, a la mesa de Elkin llegan semanalmente decenas de relojes que los vendedores recogían como garantía en decenas de pueblos y hasta de Ecuador y Perú. Además, es uno de los principales responsables de que se esté recuperando la historia de los relojes Ferrocarril de Antioquia, que es una tradición familiar.
Pablo Emilio Escobar Gaviria fue el pionero en el tráfico de cocaína a nivel industrial. Era conocido como ‘El Patrón’ y dirigió al Cartel de Medellín desde 1970 hasta principios de la década de 1990.
Intervino en todos los eslabones de la producción de cocaína, él fue el mayor fabricante y distribuidor de coca del mundo y en ese entonces era el responsable del 80% del comercio global de esta droga.
Escobar fue conocido por invertir las ganancias del tráfico de drogas en artículos de lujo, propiedades y obras de arte. Incluso se dice que ocultaba su dinero en efectivo en “caletas”, y supuestamente lo enterraba en sus haciendas y en el piso de sus casas. Su muerte, en 1993, marcó el fin de una era del narcotráfico y el nacimiento de otra. Actualmente, sigue siendo símbolo de la narcocultura y además ha inspirado numerosos libros y programa de televisión.
Además de joyas, Escobar poseía numerosas propiedades como la Hacienda Nápoles, ubicada en Puerto Triunfo, Antioquia, con un terreno estimado de 3 mil hectáreas.
En la entrada tenía una avioneta Piper con la cual llevó cocaína a Estados Unidos por primera vez. También importó diversas especies exóticas desde la sabana africana, que más tarde provocaron profundos daños en el medio ambiente.
En la hacienda también había edificios con decenas de habitaciones, carreteras, seis piscinas, 27 lagos artificiales, gasolinera propia, una pista de aterrizaje, helipuertos, hangares, entre otras obras.
Es reconocida como el sitio de reunión de los líderes del cartel de Medellín, Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder, los Hermanos Ochoa Vásquez, entre otros. Allí se juntaban a descansar visitantes que tuvieran que ver con sus actividades delictivas o no.
El terreno quedó abandonado luego de la muerte del criminal, seguido a ello empezaron batallas legales por la recuperación del espacio por parte del Gobierno Nacional. En la actualidad, funciona como un parque temático, tras ser totalmente remodelado.
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