“Colgados y humillados”
¿Los mexicanos se cuelgan o los cuelgan?, sin duda es una pregunta lo bastante interesante si lo vemos desde un punto de vista de sociedad. México es un país catalogado por “Los grandes” del orbe, como un territorio tercermundista, en otras palabras, con características socioeconómicas y culturales abismalmente mucho más bajas que las que ellos poseen. La tecnología que ahora gozan esas potencias adelantadas, es un disfrute que los de abajo saborearán diez o quince años después. Es por ello que cuando veo a jovencitos o jovencitas de la élite mexicana presumiendo marcas o intentando poner modas, al momento me da algo de risa porque sé que esas marcas fueron explosiones comerciales años antes en países como Francia, España, Italia, entre otros… por ello vuelvo a cuestionar, en nuestro país los ciudadanos ¿se cuelgan o los cuelgan?
Corría el año 2010 cuando el expresidente Felipe Calderón Hinojosa tuvo, según él, la brillante idea de sentirse patriota, defender la nación contra los enemigos más peligrosos y actuar de un solo golpe sin planear absolutamente nada. Fue así que durante su administración el avispero que era la gran diversidad de cárteles de la droga comenzó a guerrear entre sí al grado de perjudicar a una sociedad que por casi una década no vio la paz. Los grupos delictivos comenzaron a amenazar a los comercios y a los ciudadanos. La economía se vino al suelo y muchas de las empresas extranjeras que habían invertido aquí optaron por emprender el vuelo, pero la guerra contra el crimen no paró, y las avispas comenzaron a sacar sus agujones más poderosos. Fue así que por todo territorio nacional comenzaron a aparecer cuerpos pendiendo de los puentes como si fueran abalorios navideños. Y de pronto los puentes de Monterrey, Monclova, Tijuana, Querétaro, Chiapas, en sí, por todo el país, comenzaron a lucir con cuerpos pendiendo y con notas claveteadas en la carne avisando que ese era sólo el inicio de lo que estaba por venir. Entonces siguió la estela de muerte en la que los cuerpos desmembrados comenzaron a aparecer por todos lados, igual las fosas clandestinas en las que llegaron a encontrarse hasta treinta o cuarenta cuerpos enterrados.
Si el sexenio panista de Vicente Fox se había caracterizado por la falta de oportunidades laborales para los mexicanos y una crisis que se asomaba, fue durante el mandato de Calderón cuando como una enorme bola de nieve, terminó por colapsar y catapultar a nuestro país como la nación más peligrosa del orbe. El turismo de pronto se vino a la baja y todo lo que podíamos presumir como país había quedado por los suelos. Años después y con la captura de García Luna, nos enteramos que había sido el mismo gobierno el que había puesto a buena parte de la población como carne de cañón y a merced de los malos.
Con todo y que algunos estados como Zacatecas y Tamaulipas siguen siendo azotados por la delincuencia, no se compara con aquella estela de muerte que pintó el panorama nacional en el 2010. Ahora los seres humanos que aparecen colgados por decenas son por otras razones. Muchos dicen que es la depresión emocional la que ha llevado a muchos humanos a tomar la terrible decisión de privarse de la vida. Es Coahuila uno de los estados que puntean en la lista con el índice más alto en suicidios. En el estado hay una región llamada Región Carbonífera, y que sus casos de suicidios vienen desde crisis matrimonial hasta falta de empleo.
La economía nacional ha sufrido tremendos bajones y eso ha llevado al cierre de empresas que en automático han dejado a muchos sin ocupación. Las deudas y la desesperación por encontrar un nuevo trabajo cuando ya se ha brincado los cuarenta años, es una causa que lleva directo a una desesperación entendible.
Los colgados del 2010 son tan distintos a los colgados del 2023. Antes eran asesinados por el narco, hoy por la carestía y por la falta de oportunidades. Si a la falta de oportunidades se le añade el ingrediente de incomprensión y falta de apoyo de parte de los hijos y del cónyuge, la detonación termina siendo funesta. Si bien es cierto que el matrimonio es un contrato de apoyo mutuo, es bien conocido que a la hora del desafío, uno de ellos huye, se hace el desentendido dejando al otro a la deriva. La tristeza que viene del abandono y el clamor de los hijos por alimento, pocas veces impele a la superación, y es por ello que muchos o muchas optan por renunciar sin importar que los hijos sean destinados a una dependencia que terminará por darlos en adopción o llevarlos a casa de ayuda, y eso es lo más triste.
Vigilemos a nuestra familia, optemos por la conversación, el apoyo mutuo y la comprensión, solo así alcanzaremos la paz, y no colgados de un árbol a la vera del camino. Adieu.
Mantente informado las 24 horas, los 7 días de la semana. Da click en el enlace y descarga nuestra App!