CD. DE MÉXICO.- Desde sus inicios Silvia Pinal tuvo siempre un sueño, el de su casa propia. No tardó mucho tiempo en lograr su objetivo y por ello desde hace años vive en la residencia que logró construir a su gusto. Su espectacular casa en el Pedregal ha sido, según ella misma explicó, la única que ha tenido.
Por varios años, el trauma que le quitó el sueño a Silvia Pinal fue conseguir su hogar. Fue su propio padre quien le recomendó que comprara el lugar que pronto se volvió su eterno refugio. Con mucho esfuerzo, la actriz fue ahorrando peso por peso para poder adquirir su residencia.
En 1954, Silvia Pinal consiguió firmar un contrato de exclusividad con Gregorio Walerstein, para filmar “Cabo de hornos”. Gracias a esta firma el sueño de la actriz comenzó a tener forma. “Cambiar tanto de residencia crea el complejo de no tener casa. Por eso decidí hacer esta y no me he salido de ahí nunca”, recordó hace un tiempo.
Para Silvia Pinal era “duro el reclamo de no tener un pasado: no tienes amigos, no echas raíces… Por eso me aferré a la idea de esta casa a la que siempre vuelvo por lejos que vaya a un viaje”. Es allí donde ella logró establecer su familia y donde guarda sus recuerdos más destacados de su vida y carrera.
El diseño de la casa de Silvia Pinal estuvo en manos de Manuel Rosen Morris. El hombre fue uno de los que estuvo detrás de la alberca y el gimnasio de los Juegos Olímpicos de 1968. También estuvo a cargo del proyecto de la casa de Mario Moreno “Cantinflas”.
Silvia Pinal le pidió que su casa se viera grande y que tuviera una piscina. Tal vez ese fue el motivo por el cual se le pasó un poco la mano. “Cuando llegué y la vi dije: ¿Esto es la alberca olímpica? En la madre, era inmensa, conforme pasó el tiempo, le dije: “Arquitecto, hágala más chiquita, hasta que llegó a un tamaño normal. Aquí aprendieron a nadar todos mis hijos y nietas”, recordó.
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