“Titanes de carbón”
El clamor se escuchó de nuevo hace unos momentos, sí, justo antes de empezar a escribir y teniendo ya en mente el tema de este artículo, se volvió a escuchar el clamor, el lloro, la desesperación y la subsiguiente ansiedad por querer saber qué pasó.
De nuevo mi tierra es sacudida por una tragedia. Una mina ubicada en Villa de Agujita, municipio de Sabinas, Coahuila, es el escenario de esta tragedia. La explosión de una mina ha dejado más de diez mineros atrapados. Con toda la información vagando por el aire, se dice que uno de ellos logró escabullirse y lograr salir por un viejo agujero, y antigua salida. Desesperado llegó a su casa para notificar lo sucedido, y que su otro hermano estaba atrapado. En breve las autoridades competentes se hicieron presentes y fue llegando poco a poco el equipo de rescate. No hay peor enemigo en un rescate que la noche… y la noche está aquí apechugando el lloro de las madres, las esposas, los hijos o los hermanos de estos titanes de carbón que ahora les tocó estar bajo tierra. Con la mina inundada las posibilidades bajan, pero la esperanza crece. No hace muchos meses otra tragedia enlutó a nuestra gente en Palaú y en esa ocasión los mineros salieron muertos.
Han pasado muchos años desde que la mina Pasta de Conchos explotara y quedaran bajo tierra más de sesenta mineros. Promesas de rescate van y promesas de rescate vienen. Las viudas han recibido una y otra vez compensaciones monetarias en una intentona por hacerlas olvidar.
Hace unos meses el actual presidente de México prometió un rescate seguro, sin embargo, todo quedó en eso, un rescate que quedó a medias desatando el enojo de las viudas, muchas de ellas ya vuelto a casar.
La Región Carbonífera es de esas zonas en México que al ser descubierto su mineral, es explotada hasta el cansancio. Han pasado más de cien años desde el descubrimiento de las primeras vetas de carbón y ¿Cuántos mineros muertos? Creo que si no millares, sí cientos. Hubo una época, precisamente durante el régimen de Porfirio Díaz, cuando un enorme contingente de orientales llegó a estas tierras para trabajar las minas. Igualmente campesinos del ya agonizante campo mexicano migraron al norte al escuchar decir que por acá el oro negro salía a paladas y era bien pagado. Fue así que se inició un terrible esclavitud de extranjeros y también de nacionales necesitados. Durante mucho tiempo la paga era ridícula, irrisoria. El trato que se les daba a los trabajadores era muchas veces humillante. Así y en esas circunstancias fue que se creó la famosa y vergonzosa Huelga del Hambre, que llevó a cientos de mineros y sus familias a caminar muchos kilómetros hasta llegar a la Ciudad de México. Ya estando ahí, el presidente de la república en turno hizo caso omiso a las peticiones y el pueblo, decepcionado al saber que quien le debería ayudar había estado del lado de los norteamericanos, los hizo volver derrotados.
La minería ha dejado en el la Región Carbonífera no sólo una elevada cifra de muertos, también esclavitud. Nadie desconoce que las minas de arrastre o los tajos llevan a laborar niños y adolescentes. Muchos han dejado de estudiar al encontrar en este trabajo dinero rápido. Cuando la muerte cae en este sector de la población surgen los problemas, los patrones huyen, las minas se cierran y nadie hace justicia.
Son memorables las minas de San Felipe y El Hondo, este último un mineral que vio nacer al gran actor Emilio “Indio” Fernández. Ambos minerales, tan fructíferos en su tiempo, terminaron en el olvido luego de una terrible explosión que mató a cientos de chinos y japoneses, esa mano de obra esclavizada ante los ojos de todos.
Caminar por Villa de Cloete y Villa de Agujita, es andar por un ardiente páramo de vergüenzas. Muchas de sus casas están cuarteadas, heridas y zarandeadas por las constantes detonaciones mineras. Estas poblaciones están sobre territorio minado, sí, a muy pocos metros de sus camas o sus comedores están esos terribles túneles inactivos que poco a poco van sorbiendo la tierra.
Por muchos años los norteamericanos se hicieron ricos chupando la ubre del carbón. Como siempre, la inutilidad y la corrupción de los ingenieros mexicanos era de inclinarse ante la bandera de las barras y las estrellas.
Es media noche, las redes sociales siguen revelando que la noche dificulta las acciones. La cifra no ha cambiado y siguen siendo nueve mineros bajo tierra. No se habla del propietario de la mina, tal vez esté escondido mientras sus abogados hacen todo lo posible por ampararlo, eso no es nada nuevo en un territorio manipulado, violentado y apachurrado por la corrupción.
Los clamores se siguen escuchando a lo lejos, los titanes del carbón siguen luchando por su vida bajo la tierra. Los de arriba tienen fe, pero tampoco pueden evitar el miedo… es un padre, un hermano, un primo, un hijo, el que está bajo tierra… es media noche, aguardemos qué nos traerá el amanecer… posiblemente muchísimas más lágrimas. Adieu.
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