En Canadá todavía no existe el delito de feminicidio y esperan que la definición entre al Código Penal

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CANADÁ.-La Junta de Servicios de Policía de Londres en Ontario está preparando una solicitud instando al gobierno federal a agregar el feminicidio y su definición al Código Penal de Canadá.

Junto con varias otras organizaciones e individuos, piden al gobierno federal que reconozca el feminicidio como un delito distinto en el que se mata a mujeres y niñas porque son mujeres y niñas.

Estos llamados se alinean con el movimiento global más grande visto en numerosos países, especialmente en América Latina, para enmendar los códigos penales o implementar una legislación especial para tratar el femicidio y su prevención. Estos esfuerzos y el trabajo de las Naciones Unidas han llevado a un mayor uso y comprensión del feminicidio en el ámbito público.

La legislación específica sobre feminicidio ayudaría a crear conciencia sobre esta crisis violenta: es un primer paso crucial para reducir el feminicidio.

Identificando el feminicidio
¿Cómo se determina si una mujer fue asesinada por ser mujer?
Actualmente, la definición básica de feminicidio es que ocurre cuando una mujer o niña es asesinada a causa de su sexo o género.

Pero esta definición no captura décadas de investigación por parte de académicos feministas de las ciencias sociales y del derecho en Canadá y en todo el mundo.

Dos leyes clave incluyen el Modelo de Protocolo Latinoamericano y la Ley Modelo Interamericana, que abordan la investigación, prevención, sanción y erradicación del feminicidio. Junto con la legislación específica de cada país, estos modelos identifican contextos y circunstancias en los que ocurre el feminicidio.

Los actos suelen tener su origen en la discriminación sexual y, a menudo, se superponen con otras identidades como la raza, la religión, la sexualidad y la capacidad. El feminicidio también suele incluir nociones patriarcales de la mujer como propiedad u objeto de los hombres.

Comprender e identificar el feminicidio es un proceso complejo e importante para la conciencia pública y la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas.

El ‘descuento de intimidad’
Uno de los contextos más comunes identificados es el de las mujeres que son asesinadas por parejas masculinas actuales o anteriores. Este es un enfoque limitado para definir el feminicidio, pero es el más fácil de identificar y, globalmente, refleja el tipo más común de feminicidio. Pero enfatizar este contexto significa que los feminicidios a menudo se minimizan en los tribunales y se explican como crímenes pasionales, lo que lleva a un “descuento de intimidad” en la ley.

Otra circunstancia común es la violencia previa como violencia física, psicológica, sexual o económica perpetrada contra la víctima u otras niñas o mujeres en el pasado, o violencia previa repetida contra la mujer.

Algunos países van más allá de estas ideas para captar otras manifestaciones de relaciones de poder desiguales o desigualdades que contribuyen al feminicidio. Estos incluyen: la víctima se negó a establecer una relación; la víctima estuvo involucrada en la trata de personas; evidencia de odio a las mujeres; coerción o acoso sexual; la víctima estaba embarazada; lesiones humillantes, degradantes o mutilaciones.

En México sí está estipificado el feminicidio
Recientemente, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres publicaron un marco estadístico para guiar un seguimiento más preciso del feminicidio.

El marco identifica ocho características estándar consideradas indicativas de feminicidio, que incluyen, pero no exclusivamente, el odio hacia las mujeres y las niñas.

La sombra de la pandemia
Durante décadas, el avance contra el feminicidio fue lento. Hace más de 30 años, el feminicidio masivo más grande de Canadá ocurrió en Montreal en la École Polytechnique. Después de eso, a mediados de la década de 1990, un estudio innovador sobre el feminicidio íntimo en Ontario ayudó a crear conciencia sobre la violencia contra las mujeres y las niñas.

Desde entonces, ha habido un progreso limitado en el conocimiento público sobre el feminicidio.

El reconocimiento oficial del feminicidio en cualquier país a menudo sigue a los esfuerzos nacionales y locales concertados para construir una comprensión del feminicidio como un problema social.

Después de que el Covid-19 expuso las desigualdades existentes y los bloqueos y restricciones exacerbaron la violencia contra las mujeres y los niños, una “pandemia en la sombra” de violencia contra las mujeres y las niñas se hizo más evidente que antes.

Esta situación siguió al informe de la Investigación Nacional sobre Mujeres y Niñas Indígenas Desaparecidas y Asesinadas de 2019 que emitió Llamados a la Justicia para abordar una parodia de décadas que aún no se ha abordado adecuadamente.

Y, en 2018, el Observatorio Canadiense de Feminicidio por la Justicia y la Responsabilidad pidió a los canadienses #LlámaloFeminicidio, para reconocer cómo y por qué las mujeres y las niñas son asesinadas, principalmente por hombres, a diferencia de la forma en que los hombres y los niños son asesinados, aunque ambos son asesinados principalmente por hombres.

Durante este período, ocurrieron casos de feminicidios de alto perfil en todo Canadá, lo que dificultó que el ciclo de noticias evitara el tema de la violencia contra las mujeres y las niñas. Estos casos se suman al asesinato casi diario de mujeres y niñas que ha cambiado poco en 40 años.

Legislación específica sobre feminicidio
Las transformaciones sociales y legales para abordar la violencia contra las mujeres y las niñas en la mayoría de los casos se han quedado cortas.

El reconocimiento oficial del feminicidio como un tipo distinto de violencia ayudaría a visibilizar el feminicidio: ayudaría a desarrollar esfuerzos de prevención apropiados, incluido el aumento de la conciencia y la educación del público.

El conocimiento público es la clave para la prevención de la violencia.

Existe una tendencia creciente a centrarse, no solo en el castigo, sino también en la prevención en la legislación y los protocolos existentes en los países.

En Latinoamérica marchan contra el feminicidio cada vez que ocurre un crimen.

Además, hasta el momento, parece que ningún país ha identificado específicamente a las mujeres y niñas indígenas en su legislación. Ambos serían pasos cruciales para Canadá.

El reconocimiento oficial del feminicidio sería un paso pequeño, pero importante, en lo que debe ser un cambio más grande, más sustantivo, estructural y con los recursos adecuados.

Si lo #LlamamosFeminicidio, podemos eliminar la dicotomía artificial entre violencia pública y privada porque toda violencia contra las mujeres tiene impactos públicos y, por lo tanto, es violencia pública.

Si lo llamamos #feminicidio, continuaremos desafiando las actitudes, creencias y estereotipos problemáticos, y la creciente culpabilización social de las víctimas que continúa restando importancia a esta violencia.

Poner los contextos y las circunstancias que contribuyen a esta violencia al frente y al centro ayudará a dar cabida a enfoques más matizados para la prevención del feminicidio.

Aún queda mucho trabajo por hacer, pero el momento de #LlámaloFeminicidio es ahora.

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