Un nuevo estudio estima que desechamos 3 millones de cubrebocas por cada minuto del día aproximadamente, mientras que en un mes se acumulan hasta 128 mil millones de mascarillas en el mundo, por lo que los investigadores consideraron imprescindible abordar dicha problemática, ya que nos enfrentamos a la próxima amenaza potencial para el medio ambiente.
De acuerdo con el toxicólogo Elvis Genbo Xu,de la Universidad del Sur de Dinamarca, la mayoría de estos artículos, pensados para la protección personal de las personas frente a una infección o como material médico obligatorio para el personal sanitario, están fabricados a base de microfibras de plástico, uno de los contaminantes más letales frente a la lucha contra el cambio climático.
“Muchos cubrebocas, al ser tirados, no son considerados como desechos plásticos y, por lo tanto, ahora es extremadamente importante que abordemos la importante amenaza que pueden representar para el medio ambiente. Este no debe ser el próximo problema plástico”, declaró el investigador, junto con su colega Zhiyong Jason Ren, de la Universidad de Princeton.
Mascarillas, ya al nivel de contaminación que las botellas
La investigación, publicada en “Frontiers of Environmental Science & Engineering”, explica que los cubrebocas son productos de plástico que no son biodegradables, y que despiden fragmentos de plástico que en algún momento, se convierten en los denominados microplásticos -que miden cerca de cinco milímetros- esparciéndose a través de los ecosistemas. Del mismo modo que pueden ser absorbidos por animales, plantas y humanos.
“Cuando se desmoronan en la naturaleza, una mascarilla puede liberar más microplásticos que una bolsa de plástico, y puede suceder más rápido”, escribieron los especialistas.
De acuerdo con los autores del estudio, la producción de mascarillas ha alcanzado una cantidad equivalente a la fabricación de botellas de plástico, con una manufactura estimada entre los 43 mil millones mensuales, aproximadamente.
En este contexto, los especialistas advirtieron que si bien existen programas de recolección de botellas para ser reutilizadas, sólo una cuarta parte de ellas son recicladas, por lo que, en la actualidad, no existe ninguna actividad ejemplar sobre cómo contrarrestar el desecho de cubrebocas, al finalizar su vida útil.
Los otros contaminantes que liberan los cubrebocas
Ante los confinamientos constantes por la pandemia del Covid-19, los cuales no parecen tener una fecha de caducidad, Genbo Xu y Jason Ren declararon que el desecho de mascarillas, en este momento, resulta “más preocupante que las bolsas de plástico”. Aunado a esto, los estudiosos temen que las “nanomáscaras”, un tipo de cubrebocas de nueva generación, que están por ser comercializadas, por las pequeñas fibras plásticas con las que han sido diseñadas, “pueden convertirse en la próxima fuente de contaminación nanoplástica”, advirtieron.
Los toxicólogos agregaron que estos no son los únicos compuestos dañinos con los que son fabricadas las mascarillas, pues otras sustancias químicas y biológicas como el bisfenol A, metales pesados y microorganismos portadores de enfermedades, ponen en peligro la salud publica mundial. Sin embargo, reconocieron que no conocen los efectos directos que estas producen al medio ambiente, ya que no existen estudios científicos al respecto.
“Pero sabemos que los fragmentos de plástico en la naturaleza pueden contener sustancias que son transferidas a las plantas, animales y humanos que más tarde, ingieren micro y nanoplásticos, aseguró Genbo Xu. Ante esta situación, los académicos esperan que la comunidad científica se sume e interese en el estudio de este fenómeno, pues sólo de este modo se trazarán los modelos adecuados para combatirlo.
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