El oficio de “bolero” o aseador de calzado es un trabajo con mucha tradición en el país pero en los últimos años ha sufrido una considerable baja en la demanda, razón que afecta a las personas que la desarrollan como medio para mantener a sus familias.

En la ciudad es muy común observar “boleros” en las plazas del centro histórico, que en su mayoría son personas mayores que aprendieron el oficio a través de algún familiar e incluso se puede observar a menores recorriendo las calles con sus cajones buscando clientes.

Carlos de León Romero, quien es aseador de calzado comentó que tiene alrededor de 40 años como aseador de calzado, oficio que aprendió por su padre, y que actualmente desempeña al lado de sus hermanos.

De León Romero mencionó que la clientela más frecuente son los hombres mayores aunque también acuden jóvenes a limpiar su calzado, y que los sábados y domingos son los días “fuertes” ya que es cuando la gente sale a divertirse y se preocupa por la limpieza de sus zapatos.

A pesar de cobrar únicamente 20 pesos por la “boleada” la demanda ha bajado, por lo que Carlos de León hace la invitación a la ciudadanía a acudir a las plazas.