El director de orquesta mexicano Miguel Salmon del Real expresó su tristeza por el deceso del compositor y director francés Pierre Boulez, ocurrido ayer miércoles.
Del Real tuvo la oportunidad de recibir lecciones de uno de los padres de la vanguardia musical del siglo XX, a quien se refirió con admiración, respeto y profundo agradecimiento. Y de quien resaltó su sencillez en el trato.
“Tomaba el autobús rumbo a la sala de conciertos, hacía fila en la cafetería del teatro, un tanto impaciente, como cualquier otro y disfrutaba platicar su más reciente anécdota con humor calmo y ameno. La verdadera lección fue atestiguar eso de una leyenda viviente”, escribió a través de su cuenta en Facebook.
El músico recordó cuando fue seleccionado para ser unos de sus alumnos en una clase magistral que Boulez dio en Lucerna, en 2005. “Me sentí afortunado y eufórico”, señaló.
En una extensa publicación tras conocer el deceso, Del Real escribió: “Sabía que este día tendría que llegar. Pierre Boulez fallecería y un hondo hueco habría de producirse; en el mundo de la música, en sus profundos amigos y admiradores, y en los alumnos a los que al final de su vida, cuando apenas se interesó en la docencia, habría de dar espacio”.
Así, narró el director de la Orquesta Sinfónica de Michoacán, al enterarse de ello “corrí a la biblioteca del Conservatorio de la Haya, donde estaba a punto graduarme en composición, y pedí un permiso especial para llevarme a casa todos sus libros, partituras y escritos acerca de él, los cuales devoré durante los meses anteriores a la clase maestra, junto con las partituras a estudiar por supuesto (Varése y Berg)”.
Luego siguió al compositor de El martillo sin dueño a otros países, como Bélgica, Alemania, Holanda y Francia.
Del Real apuntó que imitaba los gestos de su maestro, “el movimiento de las manos, asunto que siempre me fue prácticamente innato, pero que se moldeó muy a su estilo durante esos años”, incluso el no usar la batuta, uno de los sellos de Boulez.
“La música coral medieval y renacentista así como la contemporánea resultan más naturales sin el uso de la batuta. Boulez sabía que la cantabilidad melódica, al igual que para aquellos monjes, estaba en los cinco dedos y la palma de la mano”, explicó en su post.
Finalmente, recordó una frase de Boulez: “Hagan las cosas excelentes, olvidando todo y la gente hablará de ello, bien y mal, es inevitable”.