NUEVO LAREDO.- En tiempos de la Independencia de México en la Villa de San Agustín de Laredo estaba prohibido hablar de ello, quienes lo hacían sufrían azotes en plaza pública, hasta seis años de cárcel, quienes reincidían sufrían hasta fusilamiento, tiempos en que lo más redituable en la zona era la crianza de mulas.
El historiador neolaredense, Rafael García Ortega, expuso cómo se vivió en esta región del norte de México durante la Independencia, aquel 16 de septiembre de 1810.
Dijo que en las provincias internas de oriente conformadas por Nuevo Santander (Tamaulipas), el Nuevo Reino de León (Nuevo León), Coahuila-Texas (hoy separados como estados independientes Coahuila y Texas), las repercusiones fue de muchas autoridades que se fueron al bando insurgente y otras presentaron resistencia.
En la Villa de San Agustín de Laredo estaba controlada por don José Días Ramón de Bustamante comandante administrador con más de 20 años de ser justicia mayor y de la tercera compañía volante del ejercito de las tropas, integradas por milicianos, que no eran soldados de carrera, pero simpatizantes con las cuestiones militares, haciendo sus leyes.
Esto para que el comportamiento del pueblo se sujetara a ordenamientos, la atención es cuando prohibió hablar de la Independencia en esos tiempos, con ello evitaba que el movimiento de Independencia fuera encontrando simpatizantes entre la población, aunque sí hubo muy pocos casos, como los José Bernardo y don José Antonio Gutiérrez de Lara, quienes aunque no era de esta villa, tuvieron que huir porque sufrieron persecución.
Además los hermanos Vázquez Borrego, uno de ellos asumió la causa insurgente pero fue fusilado en Chihuahua cuando fue apresado el cura Hidalgo, el otro hermano que en un principio simpatizó la causa insurgente, finalmente adoptó ideas realistas, y la gente de esta población simpatizaba con el rey de España Fernando VII.
“Viva Fernando VII, así fue el grito original de cura Hidalgo, Muera el Mal Gobierno y se refería al gobierno francés que estaba ocupando España, pues Napoleón Bonaparte había invadido España estaban cautivos los reyes Fernando VII y su padre Carlos IV, y con estos gritos se sumó el de ‘Viva la Virgen de Guadalupe'”, expresó el ex cronista de Nuevo Laredo.
Durante 1819 el censo registraba a mil 400 habitantes en la Villa de San Agustín de Laredo, población conformada por criollos, mestizos, mulatos, indígenas y peninsulares, entre los indígenas había lipanes y comanches, quienes nunca se asentaron en la villa por ser nomadas, a pesar de haber recibido tierras durante el reparto.
En aquél entonces la principal actividad de los habitantes de la villa era el pastoreo, en la hacienda de Dolores, donde don José Vásquez Borrego se dedicaba a cría de mulas pues era el negocio más próspero, por las bestias de cargas además de la cría de ganado caballar, ovino y vacuno, con lo cual curtían pieles, vendiendo carne entre otras actividades, lo que no prosperó fue la agricultura, pues las grandes corrientes del Río Bravo arrasaba con las tierras durante las crecidas.
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