Luego de ser deportados, la vida se les complica aún más a los cientos de migrantes y deportados varados en la frontera de Nuevo Laredo, el sobrevivir en las calles y ganarse unos cuantos pesos para poder comer es casi e imposible, ya que por la desconfianza las personas les niegan las oportunidades laborales o les pagan poco por no ser de nacidos en la ciudad.
“Pues aquí la vida está muy difícil y pues el trabajo casi no hay, te quieren pagar bien poquito por un día, y más si saben que eres migrante y la gente desconfía mucho, como no somos de aquí” , comento Salvador Hipólito, Deportado.
A los deportados y migrantes no les queda más remedio que pedir ayuda en los albergues y casas de migrantes, donde los apoyan con un techo y alimento.
“Por eso mejor buscamos ayuda con la Casa de Migrante y gracias a Dios nos dan cuarto donde dormir, mientras buscamos un trabajo”, añadió el Deportado.
Muchas veces la falta de empleo y de dinero orilla a los migrantes varados a delinquir, para poder obtener recursos para sobrevivir en las calles y para juntar para cruzar de nuevo a la Unión Americana.